sábado, 2 de marzo de 2013

Bookhounds of Vornheim

Últimamente he estado leyendo dos módulos bastante interesantes.

Uno de ellos es Vornheim The Complete City Kit de maese Zak Smith, que seguro que ya os suena si me leéis con un poco de asiduidad. Más que la descripción de la ciudad de Vornheim (oscura, extraña y, sobre todo, metalera) es un kit de herramientas para hacerse un Vornheim (o cualquier otra ciudad) prácticamente a tu medida. A mí personalmente me gusta bastante, sobre todo porque se basa mucho en los libros: hay generadores de libros, reglas para mirar en bibliotecas, una mazmorra que de hecho es una biblioteca... Y también lo refuerza el trasfondo con cosas como que las pieles de las serpientes (y monstruos serpentinos) son libros y los animales sisean continuamente sus títulos.

Lo otro que he estado leyendo ha sido Bookhounds of London, un suplemento para Trail of Cthulhu y escirto por maese Kenneth Hite. Por un lado el módulo nos ofrece una nueva forma de enfocar las partidas de investigadores de los mythos (aunque si usas mythos en plural deberías decir mythoi...): los personajes no son buenos samaritanos que salvan el mundo porque se les ha muerto un tío o algo, sino que se dedican a la compraventa de documentos raros y valiosos, principalmente libros. Y si de paso salvan el mundo, esperan obtener beneficio por ello. Por otro lado también nos ofrece una pintoresca descripción del Londres de los años treinta, claramente destinado a este tipo de partidas.


Y claro, como yo tengo una olla por cabeza, no puedo evitar mezclar todo lo que cae dentro. Así empecé a preguntarme cómo sería una campaña de fantasía medieval que se centrarse en el tráfico de documentos. Y ciertamente no parece difícil: copias las palabras misteriosas del fondo de mazmorras oscuras, robas a unos hechiceros para vender a otros, provees a cultos diabolistas de rituales de invocación, publicas el diario de una vampiresa como novela romántica...

En vez de "recuperar" oro, nuestros aguerridos aventureros, recuperarían información... para venderla a cambio de oro. En el D&D "viejuno" conseguías experiencia por el oro que podías recuperar de mazmorras, aquí conseguirías experiencia por... leer libros. ¿A que suena inaudito? Y todo se hace más sencillo mezclando los recursos de los dos manuales, como las indicaciones para crear personajes bibliófilos de Bookhounds o sus descripciones de cultos especialmente interesados en libros.

El único problema que veo es que la Edad Media no se suele llevar bien con los libros, es mayor y les pega. Pero siempre es posible decir que la imprenta se ha inventado (cosa que básicamente suele asumirse) y más que medieval pisamos terreno del final del renacimiento, siglo XVI, cosa que a mí me mola hasta más. Y aun así en esta época los libros eran raros y caros, si tenías más de diez podías darte con un canto en los dientes y llamarte erudito. Las mayores bibliotecas del mundo apenas llegaban a cien volúmenes. Y recordemos que el manuscrito no cayó del todo en el olvido hasta el siglo XIX. Pero aun así con tantas culturas pasadas y presentes en los juegos de fantasía hay muchos sitios de donde sacar información valiosa.

Si yo fuese a jugar una campaña así (¿quién sabe? Con los evos extraños hasta la misma muerte puede morir) empezaría con los personajes en el clásico pueblo de mala muerte con la misión de acabar con un hechicero que está dando la vara angostando las cosechas y agriando la leche a las vacas. Total, que se llegan a su torre, le dan pa'l pelo al susodicho y ahora lo único que hay realmente de valor es su pequeña colección de libros. Y como en la aldeúcha de mierda no te van a dar nada por ellos, tienes que irte a la gran ciudad. Y a partir de ahí se escribe solo. Los personajes empiezan a hacer contactos con los libreros locales, enemigos con gente que quiere los libros que tienen...

Creo que es una perspectiva interesante, aunque seguramente haría falta jugadores que estuviesen dispuestos a amoldarse un poco al cambio de óptica, pero no lo veo complicado. Después de todo se mantiene lo que se espera de un juego de fantasía: robas a hechiceros, exploras mazmorras donde sabes que hay libros, matas hidras por su piel... Pero también tratas con libreros, publicas, falsificas e investigas. Eso es ser un bookhound.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

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