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miércoles, 22 de agosto de 2012

Criatura de Ablaneda: Diablecos

En palabras de Antón el Cojitranco.

Aunque su nombre pueda llevar a que los ignorantes confúndalos con siervos de Satán bien sabrán los doctos como vuestras mercedes que no son sino duendes domésticos criados por los hombres para que lleven a cabo toda suerte de tareas. Son pequeños y se suele decir que semejan lagartos o babosas.


Me contó cierto hechicero que para criarlos es precioso sacar los ojos a un gato negro y meter cada uno en un huevo de gallina, ocultarlos so estiércol de caballo y mantenerlo caliente para que los huevos se incuben durante siete años, tras los que nacen los seres. A partir de entonces es necesario alimentarlos con limaduras de hierro (cosa curiosa, sépanlo, pues la mayoría de los duendes repudian este metal) y guardarlos en una caja de boxe o diente de elefante, pero vayan a saber ustedes qué será eso y si es realmente necesario, pues he conocido a quien guarda a estos diablecos en una cajita de madera corriente, un alfiletero o incluso la cazuela de barro que se usa para guisar de comer.

Han poder para adivinar el pasado y el porvenir, aunque pueda costarles comunicarlo a los humanos. Son capaces también de realizar toda suerte de trabajos desde los más mundanos a aquellos que parecerían imposibles. Recogen los cacharros por la noche, limpian la cocina y mantienen el fuego; algunos segadores los guardan en el mango de sus hoces para que sieguen mientras ellos duermen la siesta, y también es sabido que una banda de agudos ladrones se valían de uno de estos diablecos para forzar cerraduras sin dejar huellas.

Mas a pesar de las ventajas que parecen ofrecer hay que ser cautos, pues pueden volverse contra los humanos si son ofendidos o incluso sin razón alguna. Pueden introducirse en el cuerpo escondidos en el agua o la comida y hacen enfermar a aquel que los porta o incluso poseerlos y doblegar su voluntad. Si este es el caso, sepan que lo más sencillo es recurrir a un hombre de Dios que realice un exorcismo, aunque a saber qué horrores le hace cometer el diableco a su víctima antes de eso. No ha faltado que quien siendo maleante por propia cuenta se ha escudado en estar poseído por uno de estos seres, más ya saben vuestras mercedes y yo mejor que se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

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