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miércoles, 24 de abril de 2013

Reinventando razas tolkienescas por aburrimiento

El título lo dice todo.


Elfos
Son bajitos, sonrientes y cabrones. Tienen pieles y pelo claros, orejas largas y visten elegantemente.

Viven entre los humanos, pero muy bien escondidos, de forma que es imposible encontrar sus refugios. Parece que su única ocupación es colarse en casas ajenas por cualquier puerta que no tenga una herradura u otro amuleto de hierro, ventana o chimenea. Una vez dentro (o fuera, si se da el caso) se dedican a criticar con fruición cualquier cosa que un humano esté haciendo en ese momento. "¿Cómo puedes arar tan mal?", "Y estarás orgulloso de ser tan mal zapatero...", "¿A eso le llamas gobernar un reino?" y suelen añadir al final "Deja, ya lo hago yo". Cualquier persona razonable se negará en rotundo a esto.

No obstante esto no suele detener a los elfos que, deseosos de ayudar a los humanos inferiores, suelen terminar por su cuenta todo trabajo que dejen a medias. Lo que pasa es que su concepto de un trabajo bien hecho es bastante distinto al nuestro... Crearán zapatos horribles si un zapatero se queda dormido; si un guardia abandona su puesto lo ocuparán, dejando pasar solo a la gente sospechosa; los poemas inconclusos aparecerán misteriosamente llenos de referencias soeces... En algunos casos son auténcicas plagas.

Si un marido no cumple del todo con su esposa, es probable que esta acabe dando a luz a un hermoso semielfo. Estos son de altura humana, aunque conservan muchos rasgos de sus progenitores feéricos. Es mucho más común ver a un semielfo de aventuras que a un elfo, ya que conservan algunas de las habilidades naturales de infiltración y sigilo sin ser unos putos lunáticos, solo un poco caóticos. No obstante el odio intrínseco de los humanos hacia los elfos y el desdén intrínseco de los elfos hacia los humanos coloca a los semielfos en una complicada situación social. Muchos de ellos no tienen más remedio que vivir en los bosques como hippies o bajo tierra como amargados.

Enanos
A los enanos les gusta construir, les encanta, les apasiona. Mentira. Los enanos necesitan construir para vivir, su ciclo vital depende totalmente de que levanten o excaven estructuras. Las razones no están claras, algunos opinan que los machos intentan demostrar su hombría mediante su maestría arquitectónica y otros que los usan como nidos. Los mismos enanos se muestran reservados al respecto.

Esta compulsión es la explicación de que haya tantos lugares subterráneos, torres en mitad de ninguna parte y otras edificaciones incoherentes. Los enanos llegaron, las construyeron a toda prisa y las abandonaron al poco, de modo que pronto se llenaron de toda clase de otros habitantes.

Pero a veces sus obras alcanzan un tamaño considerable, las propiamente llamadas fortalezas enanas. Enormes moles de roca construidas de la noche a la mañana donde se asientan a más largo plazo. Ellos se quejan de que todo tipo de monstruos intentan tomar sus "hogares ancestrales" cuando lo cierto es que apenas llevan una semana viviendo allí, encima de sus madrigueras.

Aunque los enanos son por naturaleza gregarios, no es extraño ver a jóvenes solitarios, normalmente buscando riqueza para establecerse por su cuenta o estudiando la arquitectura de diversos lugares. Cuando estén listos para volver a la sociedad enana probablemente reten a un macho de mayor rango, aunque ya viejo, y se queden con sus hembras si vencen en una prueba de habilidad.

Son excelentes jinetes, pero desconfían de los caballos y prefieren monturas de más confianza como alces, lobos gigantes, jabalíes de guerra u osos de monta.

Medianos
No, su nombre no viene de medio nada, sino de la mítica tierra de Media, de donde todos dicen proceder.

Consideran a otras razas (especialmente aquellas que no son de su misma estatura) impuras e inferiores, razón por la que viven en comarcas aisladas y autosuficientes, regodeándose en su pureza racial.

Esta viene promovida por un régmien monolítico muy dado a la eugénesis, el militarismo, el aislacionismo y la propaganda paranoica. Esto último hace que cualquier no mediano en estas tierras sea mirado con recelo cuando menos, en muchos casos puede ser perseguido y esclavizado.

La religión mediana es igualmente dura, monoteísta y jerarquizada; dedicada al culto e Yaldabaoth, la serpiente con el sol por cabeza, aquel que es oscuridad y llama. A veces sus estratos son difíciles de distinguir de los del régimen, lo cual convierte a los fanáticos paladines de la Iglesia en una policía política ideal y una poderosa fuerza militar.

Los medianos que son vistos fuera de estas comarcas pueden ser espías, pero lo más común es que se trate de disidentes, liberales y todo tipo de librepensadores e intelectuales obligados a escapar antes de que les echaran la zarpa. Pero también anarquistas violentos y todo tipo de criminales. La mayoría suelen ser acérrimos defensores de la libertad, desprecian a sus antiguos líderes y quizá intenten reunir apoyos para trastocar sus planes. Pero ni siquiera ellos, en el fondo, están libres de las ideas de supremacía racial que han dominado a su especie durante siglos.

Orcos
Son gente muy fea, no, en serio, gente muy fea. O cualquier otra persona que es repudiada y acosada por la sociedad injustamente. Lo común es que huyan a las montañas y allí se oculten. A los que sobreviven les domina poco a poco un profundo rencor hacia la civilización y sus habitantes que los pudre por dentro y acaba convirtiéndolos en más bestias que personas, tanto en cuerpo como en espíritu.

Aunque no es raro que actúen solos, a menudo se reúnen en bandas bajo las órdenes de un líder carismático, los mejores incluso congregan verdaderos ejércitos. Es entonces cuando bajan de sus escondrijos y atacan en venganza a aquellos que los repudiaron. No es una venganza personal, sino colectiva contra todo el género humano. Destruyen, matan, roban y violan con una mezcla de rabia humana y fiereza animal.

No obstante algunos de ellos no pierden del todo su capacidad de raciocinio y buscan formas más sutiles de minar la sociedad. A veces no dudan en unirse a bandas de mengidos asesinos que se hacen llamar a sí mismos "aventureros", para así participar en actos de pillaje más o menos consentido, destruir los pilares morales con su vida libidinosa y destruir economías enteras por la inflación que produce el exceso de oro en las arcas. Aquellos a los que conviene que no se les mire con demasiada sospecha los llaman semiorcos.

Gracias por leer mis desvaríos. Valmar Cerenor!

2 comentarios:

  1. Maravilloso, quiero una ambientación con estas razas. Lo mejor, lo de los orcos aventureros xD

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  2. Enhorabuena, me ha encantado esta nueva visión de los clásicos fantásticos. Muy originales, sobre todo los enanos y medianos.

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