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lunes, 6 de mayo de 2013

Reinventando más razas (pseudo)tolkienescas

Más como el otro día.


Trasgos
Los trasgos son seres pequeños, orejudos y rechonchos. El sol los convierte en piedra, por eso habitan cavernas, bosques espesos y pantanos a los que jamás llega el sol. Solo hablan con mentiras y acertijos.

Comen y comen continuamente. Prácticamente comen de todo, pero son auténticos gourmets y se sentirán especialmente atraídos por comida cara y exótica. Además tienen excelentes modales en la mesa y detestan que les interrumpan más que cualquier otra cosa.

Pero no solo reúnen comida para ellos en sus frecuentes razias nocturnas, pues parece ser que una buena parte de su sociedad y esfuerzos está dedicada a la cría y el cuidado de todo tipo de criaturas. Roban huevos y secuestran crías a las que cuidan con maestría y alimentan en abundancia para mantenerlas siempre en forma. Al menos esta es la explicación que dan los eruditos a encontrarse cosas como una hidra en el centro de un laberinto de túneles donde nunca hubiera podido entrar sola.

Los trasgos machos son pequeños, como ya se ha dicho, pero las hembras son enormes y feroces y es frecuente que se las llame trol. Este enorme tamaño permite las enormes camadas que mantienen estable el número de trasgos. Es sabido que sin una hembra muere, un trasgo especialmente propenso comerá y comerá hasta alcanzar el tamaño necesario, momento en que cambiará de sexo.

Además, trols especialmente viejas excavan profundamente en la tierra hasta encontrar una fuente de calor. Ahí se encierran en una crisálida y sufren una lenta metamorfosis de la que emergerán como dragones. Estas bestias son igual de débiles a la luz del sol y solo devoran riquezas: oro y plata; joyas y perlas; especias e incienso; marfil, sedas y maderas preciosas. A veces directamente tras robarlo en ciudades cercanas y en otras ocasiones tras arrastrarlos hasta un cubil donde lo ablandan poco a poco con su saliva ponzoñosa.

O al menos esto es lo que los trasgos cuentan...

No-muertos
Los zombis, como también se les llama, son personas a las que se ha extraído el alma y han quedado como autómatas sin vountad, de modo que se les usa para todo tipo de trabajos que no requieran especial ingenio. Incluso después de que su cuerpo físico se rompa y no pueda albergar un alma (que en cualquier otro caso se llamaría "muerte") siguen trabajando con normalidad.

El alma se deja vagando por el mundo, buscando su cuerpo entre lamentos, y olvidando poco a poco hasta convertirse en un fantasma sanguinario, que busca la sangre de los vivos para volver a sentir por un momento ese calor. Para evitar esto, los zombificadores dedicados atrapan las almas en contenedores adecuados, pero no es una práctica común. Si un alma encuentra su cuerpo, volverá a meterse en él, por eso a los zombis se les cose la boca.

Se dice que los procesos de zombificación natural son posibles, si el alma se separa del cuerpo sin que medien los rituales adecuados. O que algunos zombis mantienen recuerdos residuales de su vida pasada y eso puede hacerles volverse contra sus amos. Pero otros dicen que hay zombis aún capaces de leves sentimientos, pero que si los experimentan de forma frecuente, acabarán desarrollando un alma nueva y escapando de su prisión. Suena a rumor, pero desde luego parece quitar el sueño a más de un traficante de cadáveres. ¿Y acaso no se han visto aventureros de piel amoratada, con cicatrices en los labios y de ojos fríos como el hielo?

Gnomos
Humanoides bajos, de recias barbas aunque cortas, ricamente engalanados y de orejas picudas.

Los necios creen que los gnomos son expertos mineros y extractores, que prácticamente nadan en montañas de oro y piedras preciosas. Lo que no saben, como necios que son, es que los gnomos no encuentran todas esas riquezas, sino que ellos mismos las fabrican.

Habitan las profundidades de la tierra, donde usan sus secretos conocimientos alquímicos y maestría de siglos para crear oro, plata, piedras preciosas y cuantos metales y minerales maravillosos quepa imaginar. Pero esta alquimia secreta requiere de dos elementos fundamentales y terribles: el fuego inagotable del corazón de la tierra, que les nutre de la misma energía demiúrgica de los dioses, y el cuerpo de vírgenes humanas.

Es esta una de las razones por las que se dignan a abandonar sus forjas secretas, recorriendo los túneles laberínticos que llevan a la superficie. Buscan por la superficie a doncellas hermosas mientras cantan una canción en su lengua secreta "sus cabellos serán oro, sus dientes serán perlas, su sangre serán rubíes"... Cuando la encuentran su costumbre es comprársela a la familia, que rara vez se ve capaz de despreciar el enorme tesoro que ofrecen los gnomos a cambio de su hija. Pero si se negasen por cualquier razón, los gnomos volverían al día siguiente con un tesoro tres veces mayor, mas si lo aceptan, descubrirán que no eran más que piedras y hojas, pues los gnomos también conocen el arte de la ilusión y el engaño. Para entonces estarán tan lejos que será imposible atraparlos. Pero si la familia vuelve a negarse al trato por segunda vez, los gnomos vendrán a la noche del tercer día, ocultándose y empleando todo tipo de ilusiones, para secuestrarla y llevársela por la fuerza. Lo que sea de ella en las profundidades de la tierra, es un misterio.

Dada la enorme cantidad de riquezas que amasan sus fraguas son objetivo frecuente de todo tipo de monstruos y ejércitos, pero su más odiado enemigo son los dragones, los horribles gusanos de fuego.

Se sabe de gnomos aventureros que han abandonado su vida en las profundidades tras haber sido desterrados por haber incumplido las rígidas costumbres de su sociedad entre las que se cuentan, por supuesto, haber abandonado el lugar sin permiso.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

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