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lunes, 15 de julio de 2013

La campaña de Dhyana (6)

Esto es todo lo que ha pasado desde hace medio año, más o menos:

Si no me equivoco, la imagen procede
del bestiario de Pathfinder ("Lizardfolk").
Como recordaréis, los clérigos hombre piraña de Ptăng-ààng encargaron a Dhyana y la tripulación restante del capitán Tattaglia ayudar a una tribu de hombres lagarto aliados suyos que estaban siendo acosados por unos infames hombres cangrejo (las Islas están llenas de hombres cosa). A cambio los conducirían hasta un lugar con humanos que presumiblemente los ayudarían a volver a su tierra.

Y allí que fueron. Al principio hubo alguna tensión, es lo que pasa cuando eres un hombre lagarto y ves a un puñado de humanos aparecer en la playa frente a tu poblado, pero las cosas se calmaron cuando demostraron que iban de parte de los hombres piraña.

La tribu estaba dividida en tres clanes que por azar tenían el mismo número de guerreros, de modo que les resultaba imposible ponerse de acuerdo sobre quién debía liderarlos, lo cual es un problema cuando los canghrums ya te han atacado un par de veces. Los tres líderes de clanes eran Baat-Na-Mur el Sabio, Hur Butak el Poderoso y Mutmut el Hambriento (a Mutmut le gusta comer).

Después de unas cuantas discusiones futiles los tres clanes se desbandan y Dhyana y los suyos se dedican a charlar con Baat-Na-Mur y lo que viene pasando con los hombres cangrejo. Si están bien informados deberían atacar al día siguiente, de modo que se ponen a organizar las defensas y consiguen que los líderes al menos se coordinen momentáneamente.
Canghrum de Tritones, suplemento
para GPyM. Dibujado por Terminus.

En efecto los canghrums atacan, pero los hombres lagarto defienden bien la playa y la incursión es un fiasco, los hombres cangrejo huyen despavoridos. El problema es que mientras estaban distraídos con eso no se dan cuenta de que un contingente menor ha ido tierra adentro por el río y ha atacado la zona de Mutmut, llevándose víveres, hembras y huevos, sin que apenas se haya podido hacer nada por evitarlo.

Mutmut está ahora enfadado, así que reúne a sus hombres y se dispone a ir cuanto antes a la roca donde los canghrums tienen su guarida para darles una lección. Hur Butak alaba su iniciativa y los acompaña con su gente. Baat-Na-Mur, más cauto, prefiere quedarse, pues lo ve imposible con solo unos veinte hombres lagarto y poco más de diez humanos. Los humanos van porque prácticamente para eso están ahí.

Llegan a los alrededores de la roca y mandan a alguien a ver si hay una entrada practicable. Ese alguien no podía ser otro que Dhyana y sus compañeros de canoa. No obstante tienen un encontronazo con un par de canghrums que atacan la embarcación. Dhyana casi se queda sin magia (según mis reglas caseras, llega un momento en el que tienes que decidir si el conjuro funciona y te quedas sin magia el resto del día o no funciona y puedes seguir) y Sahir casi se ahoga (tiré 1d6 y si sacaba 3 o más moriría, el viejales sacó un 2, la suerte de los hechiceros...), no fue el caso, pero quedó incapacitado. Mientras lo salvaba y daba matarile submarino a un hombre cangrejo, Dhyana pudo ver una entrada sumergida a la roca.


Así que ahora el plan era este: mientras los hombres lagarto (mejores nadadores) se internaban por esa caverna, los humanos buscarían otra entrada para poder rodearlos o se quedarían en retaguardia por lo que pudiese pasar.

En efecto los humanos encontraron otra entrada, elevada a unos 4m, de modo que escalaron hasta allí y dieron matarile a unos 8 canghrums. El método que uso en estos casos es tirar Nd6 por cada bando, siendo N el número de masillas. Cada éxito es una baja en el bando contrario. Me sorprendió la suerte que tuvo Patri, en un 11 contra 8, los vedetianos acabaron con todos sus enemigos en dos rondas recibiendo solo dos bajas que no fueron mortales (tiro por los del bando propio a ver si mueren o solo quedan heridos).

Después de un rato de sopesar los pros y los contras, Dhyana y sus compañeros (9, porque dos habían quedado atrás atendiendo a los heridos) bajan por un túnel a la luz de las antorchas. Obviamente son emboscados al llegar a la siguiente cámara por cuatro canghrums que los dividen y aprovechan la estrechez del túnel, de modo que solo pueden luchar de dos en dos. Por desgracia para ellos la suerte estaba del lado de la jugadora, pues los masillas acabaron con tres de ellos en un soplo y el cuarto sucumbió a un disparo en todo el ojo de parte de la elfa (sacó 6, 2, 6, 6; con menos de eso hubiera dicho que le había dado a alguno de sus compañeros por disparar en un túnel estrecho y oscuro).

  • Eduardo Beerli


    En esa caverna encuentran a las hembras y los huevos, encerrados en los "almacenes" de los cangrejos, poco más que un sitio donde amontonaban cadáveres. Los liberan y empiezan a evacuarlos, pero entonces de un túnel cercano emergen Mutmut, Hur Butak y sus hombres gritando que el rey de los hombres cangrejo los persigue y que corran si quieren vivir.

    El significado de esto queda claro cuando ven emerger a un cangrejo gigante, forcejeando para subir por un túnel por el que pasarían dos personas. Todos corren túnel arriba hasta la entrada suspendida a 4m. Para salir todos tendrán que bajar por las cuerdas, pero no va a dar tiempo antes de que llegue su Majestad y los humanos están en retaguardia. Lanzarle antorchas y flechas solo lo ralentiza un poco y desde luego lo enfada más.

    Finalmente uno de los marineros se lanza contra él con la última antorcha e intenta ahuyentarlo con fuego. Funciona hasta que el cangrejo se da cuenta de que no es para tanto y lo atenaza. Con todo el marinero consigue ponerle la antorcha en toda la jeta. Dhyana dispara, pero es demasiado tarde y el tipo acaba partido en dos. Al menos ha ganado tiempo para que todos escapen.

    Por lo que cuenta Mutmut, la mayoría de hombres cangrejo han muerto, así que no serán un problema por ahora. El capitán dice a Dhyana que el hombre que se enfrentó al cangrejo gigante se llamaba Luciano Vico.

    Y ahí nos quedamos, ahora a reclamar la recompensa por el duro trabajo. Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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