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viernes, 13 de septiembre de 2013

Sofisticación

Es de todos conocido que aquellos jugadores que no entraron en nuestra afición jugando a rol de verdad (simple y narrativo, como debe ser) recibieron un profundo trauma psicológico que merma su capacidad para apreciar los buenos juegos. Es por esto que se crean juegos pseudorroleros, todos ellos la simiente del infame D&D, con los que puedan acercarse poco a poco a la verdadera experiencia. Los pobres necesitan las reglas como los discapacitados necesitan muletas o incluso sillas de ruedas. Quizá algunos alcancen algún día la gran epifanía que supone ser capaz de jugar al rol de verdad sin todos esos andadores innecesarios y nunca más quieran usarlos. A no ser, claro, que se vean obligados por la presencia de otros no iluminados que no sean capaces de comprender las cotas de sofisticación que ha alcanzado ese especimen al que conocermos como rolerus summus. Cabe añadir que yo soy una rata gigante de Sumatra.

En efecto, todo lo que he dicho en el párrafo anterior es basura. Permitidme que os hable un poco de historia del arte; según las ideas expresadas en dicho párrafo y salvando las distancias, Bernini construyó el Baldaquino de la Basílica de San Pedro (

Click para ampliar, en serio, para una vez que no pongo dragones y elfos.
) es porque sus contemporáneos estaban demasiado rotos para entender y disfrutar el Templete de San Pietro in Montorio de Bramante (
).

Ni el Baldaquino con sus columnas salomónicas, sus dorados y sus esculturas es mejor que el Templete con su sencillez clásica.

Con los juegos de rol pasa algo parecido, en modo alguno los juegos simples y narrativos son algo mejor o más auténtico, ni siquiera más evolucionado. Si acaso, más recientes, lo cual no tiene ningún mérito per se. Tampoco son peores, falsos o menos evolucionados, claro. Simplemente son otra forma.

Por eso en primer lugar me parece antiintuitivo pensar que los juegos complejos tienen más reglas para ser más accesibles (es simplemente lo que domina la afición, si estuviésemos acostumbrados al cine surrealista, no pillaríamos Hollywood), porque por supuesto no lo son, tampoco los juegos menos complejos que dependen más del consenso, siempre que estén bien hechos, su dificultad dependerá solo de que se te dé mejor una cosa u otra.

Por eso me parece una falacia decir que son complicados en el sentido de difíciles de utilizar. Un juego complejo (en el sentido de que tiene muchas partes) bien hecho no es complicado, es sofisticado. Gran parte de su belleza no reside en que sus mecánicas sean elegantes o que ayude a producir historias fácilmente, convenientemente adaptadas a cánones dramáticos. No, gran parte de su belleza reside en ver cómo todas esas pequeñas partes y sistemas encajan y se mueven al unísono para producir algo que, vale, puedes conseguir con cero reglas y una caja de legos, pero no sería tan impresionante.

Demostración gráfica:


Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

Y relacionado con esto: rol viejuno

3 comentarios:

  1. (Apunte histótico-artístico susurrado a la oreja): "Estoooo... el Baldaquino es de Bernini (más de cien años posterior)."

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    1. 'dita sea, lo sabía, pero tuve un cortocircuito porque el resto de la basílica no. ¡Creed en mi palabra!

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  2. Se puede decir más alto pero no más claro.

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