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martes, 15 de marzo de 2016

Una ambientación para Criaturas del Vacío Celeste

Este breve texto es toda la ambientación directa que hay en Criaturas del Vacío Celeste (el bestiario que publicaremos en Monifate) y más que nada sirve como ejemplo por si alguien quiere hacerse la suya propia y como un telón de fondo para poner en relación las diferentes criaturas del manual más allá de las relaciones que ya están implícitas o explícitas en las diferentes entradas.

Los habitantes del cielo lo llaman así, simplemente el Cielo o, a veces, el Vacío, aunque esté de todo menos vacío.

Antes lo estaba, pero no desde hace diez mil años cuando el gran cataclismo llenó la tierra firme de miasma haciendo que surgieran los horribles liches tormenta, nubes inteligentes de veneno dotadas de terribles poderes arcanos.

Para salvar tantas vidas como pudieran, los templos de la Luz y Armonía, poderosos edificios sagrados atendidos por monjes guerreros, hicieron que grandes trozos de la tierra se alzaran por encima de las nubes de miasma ponzoñoso y comenzaran a flotar de forma ordenada a su alrededor, dando lugar al Cielo tal y como lo conocemos.

Las cien mil islas del cielo son muy distintas entre sí: algunas son realmente grandes y albergan varias ciudades. Otras son tan pequeñas que son simplemente rocas flotantes.  De hecho, las rocas flotantes abundan en el espacio entre ellas. Algunas están tan alejadas que solo se puede cruzar el espacio entre ellas con criaturas o máquinas, mientras que otras están tan cerca que se puede llegar con escaleras o puentes o incluso colisionan entre sí. Algunas están habitadas por personas civilizadas como humanos, gnols o trasgos, cuyo imperio es el mayor estado jamás visto en el Vacío. Otras son boscosas y salvajes y habitada por fieros medianos, elfos de las nubes, nómadas jinetes de pegasos o los uraños hombres perros conocidos como haúr, que nunca dejan de viajar.

Pero todas, al final, giran sin cesar alrededor de los templos de la Paz y la Harmonía, deseando que estos nunca caigan arrastrándolos a todos con ellos a las fauces de los liches tormenta. Mientras los dioses, desde las capas más altas y difíciles de alcanzar del cielo, lo contemplan todo como si fuera un espectáculo de sombras.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
 
http://www.monifate.es/search/label/Rolinforme

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