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miércoles, 29 de agosto de 2018

Avarnia Meridional - Reporte 7



Después de que la compañía del león y el cocodrilo, alguaciles del duque de Lóvaraz, tuvieran un par de encuentros con un lamassu oscuro y otras fuerzas del caos, tuvieron una cosa clara: Llanancha, una pequeña aldea fronteriza, estaba en serios problemas.

Haciendo honor a su juramento de alguaciles decidieron hacer lo posible por defender el lugar y así evitar que los siervos del caos reclamaran más territorio.

Una de las noticias que les habían llegado era que al norte de la población se encuentra el surco de una antigua cloaca azagara y que en ella habitaba un clan de osgos, por lo que se encaminaron hacia allí para acabar con el enemigo potencial.

Una vez allí hallaron unas cavernas que parecían en efecto habitadas por osgos, pero estaban empantanadas y el chapoteo delató a Amanthos, el montaraz, cuando intentó internarse a explorar.

Pero es un montaraz que habla caótico, la jerigonza de batalla de los servidores del mal, de modo que con mucha imaginación logró convencerlos de que era un heraldo del lamassu oscuro. Los osgos eran un clan de la tribu del escarabajo rojo y no sabían nada de ningún lamassu oscuro, pero decidieron unilateralmente unirse a los supuestos planes de invasión de Llanancha, dada la escasa belicosidad de su líder tribal. Los jugadores quedaron con ellos al día siguiente para un supuesto ritual en que el lamassu se manifestaría ante ellos y corrieron a reunir refuerzos.

Por el camino, hacia una atalaya al oeste, vieron una enorme tortuga negra que caminaba muy lentamente en dirección contraria y determinaron que, dado que era un reptil de aspecto maligno, debía servir al Caos. Tenía sobre su lomo un gran santuario y un buen puñado de grantrasgos. Amanthos trató de repetir el truco del emisario, pero estos grantrasgos sí conocían al lamassu y trataron sin éxito de coserlo a flechazos. De modo que decidieron ocuparse de esa plataforma de asedio con patas en otro momento.

Tras reclutar una docena de soldados en la atalaya volvieron a las cloacas al día siguiente al encuentro de los osgos, disfrazados como servidores del caos. Para no alertar a las cristuras, que más o menos los igualaban en número, decidieron llegar poco a poco en grupos.

Mientras tanto, en la mente de Amanthos...
Los osgos habían salido de su escondite para recibir a Amanthos, su compañía y, según pensaban, al lamassu oscuro. Todo iba bien hasta que el líder habló a Amanthos en alto azagaro, la lengua litúrgica del Caos en este mundo, y el montaraz no supo responderle. El siguiente paso fue que el osgo le apuñalara el bazo.

Tras una sangrienta escaramuza con cargas de caballería, aceite en cuevas y puñaladas en trincheras que se llevó la vida de la mitad de los soldados que habían vendio en ayuda de los alguaciles, los osgos fueron reducidos y pasados a cuchillo. El tesoro que había en los túneles también fue saqueado.

Tras esto volvieron a reportar a Llanancha con la tortuga a su diestra. Allí vieron cómo empezba a reunirse un fuerte contingente de soldados de Avarnia en preparación para la inevitable batalla. Los exploradores ya hablaban de algún movimiento de tropas, por ejemplo, el campamento orco no muy lejos de allí.

La compañía se aseguró de que todas las protecciones divinas funcionaban bien y, para reforzarlas, dedicaron un día a reunir un contingente de trabajadores y soldados para transportar a la población la estatua de una Victoria alada taryana que les había dado su bendición tras restaurarla. Ahora que los osgos de la cloaca fueron neutralizados la operación se llevó a cabo sin problemas.

Ya de vuelta en Llanancha, volvió a verse actividad entre las ruinas donde se sospecha que se ocultaba el lamassu oscuro, de modo que la compañía marchó al sur a investigar la zona de alrededor sin acercarse demasiado. Por si acaso.

Pero tuvo a bien el destino que en esas sabanas meridionales dieran con una manada de enormes fieras: leonas gigantes guiadas por una critura que Arguskar, el clérigo de piel negra, inmediatamente reconoció como el León coronado de Avarnia, el numen tutelar del reino.

Conversó con él en Legal y el gran felino les informó de que sus intenciones con respecto a la batalla eran mudarse más al oeste por si acaso. Su condición de criatura neutral le impedía tomar parte directamente. No obstante, permitió que dos leonas gigantes acompañaran a los personajes hasta Llanancha como refuerzo y les dio valiosa información: un lugar próximo donde se guardaba una reliquia del Caos y otro (una antigua aldea enterrada) donde podrían conseguir una valiosa arma para el enfrentamiento que se vecinaba.

Y hacia allí puso rumbo la compañía, pero el resultado de sus esfuerzos tendrá que esperar a la próxima entrega.

Una vez más se ha cumplido la justicia del duque y sus tierras son ahora algo más pacíficas. Así Légobar, el juglar más rápido de Avarnia Meridional, se apresura a consignarlo en verso vulgar. Muchas gracias por leerme. Para más info sobre Avarnia Meridional consultad el índice de entradas. Valmar Cerenor!


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