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miércoles, 19 de septiembre de 2018

La poesía del hexcrawl

Saludos, muníficos lectores.

Después de varios meses dirigiendo Avarnia Meridional (mi campaña de hexploración en una pseudoÁfrica fantástica) y reflexionando sobre cómo la dirijo (aprovechando los ratos en los que el destino me impide jugarla) me he dado cuenta de que muchas veces me encuentro buscando formas distintas de decir lo mismo.

Un hexcrawl jugado como una campaña de exploración y viajes y no solo como un medio que atravesar para llegar desde el punto A al B tiene un alto grado de repetición: se reitera el proceso de una guardia tras otra como la base del juego.

Esto, por supuesto, no es único de los hexcrawls, pasa en casi cualquier juego de exploración, como el mazmorreo más clásico, donde vas contando turnos o cualquier sistema de combate donde las rondas tienen una diración fija. El problema de los hexcrawls es que cada iteración no son segundos ni minutos, sino horas, de modo que muchas veces uno se encuentra a sí mismo intentando decir algo que no sea "pasáis al siguiente hexágono y... *dados* no pasa nada. El paisaje es x".

Pero pensando al respecto, me he dado cuenta de que es un poco nadar a contracorriente y que decir lo mismo de forma "cutre" (o casual mejor) muchas veces no soluciona realmente el problema.

Por eso he decidido abrazar la repetición. Los juegos de rol probablemente nunca sean buenos representando viajes a lo largo de grandes distancias, pero al menos podemos hacer lo posible por replicar lo que se siente, y para eso una de las mejores formas es qué se dice. Por eso, he pensado algunas fórmulas para introducir momentos que se dan con frecuencia durante este tipo de juegos y repetirlas cada vez literalmente.

Generalmente no soy nada fan de leer en voz alta a los jugadores, pero creo que esta aproximación es diferente. Por una parte, son frases cortas que sirven como marco de lo que ocurre, por lo que realmente no distraen tanto del juego. Además, se van a repetir constantemente, por lo que no son una forma barata de crear tensión ni de introducir contenido.

La repetición generalmente tampoco es buena idea, pero lo que busco con estas fórmulas es una cadencia, marcar un ritmo que refleje el del viaje imaginado. Después de todo, la poesía y la música son famosas por la repetición, algo de bueno tiene que haber ahí.

Y sin más dilación las frases son las siguientes:

Al entrar a un nuevo hexágono: cubiertos del polvo del camino alcanzáis la nueva etapa de vuestro viaje. Os movéis alerta pues conocéis los peligros de estas tierras... [se tiran encuentros aleatorios. Si hay alguno, se procede con él, de lo contrario se continúa] ...pero los dioses velan por vuestro viaje y no se os interpone ningún obstáculo.

Al pararse a descansar: tras la larga marcha os aprestáis a un momento de sosiego. En la escasa sombra que lográis hallar, desenvolvéis vuestras raciones y os sentáis a dar cuenta de ellas.

Al llegar a un lugar habitado: en las puertas de [introduzca nombre del lugar] os reciben como alguaciles excentos de portazgo y, con poco disimulada curiosidad, os conducen a la taberna preguntándoos por nuevas de los caminos y vuestras hazañas.

Al detenerse a hacer noche: cae la noche y levantáis vuestro campamento. Mientras el fuego comienza a alejar las sombras y el frío, preparáis la cena y decidís el orden de guardia.

En cada guardia nocturna: la guardia transcurre entre las sombras de la noche, con la luz del fuego lejos a las espaldas y la vista fija en la oscuridad... [se tiran encuentros aleatorios. Si hay alguno, se procede con él, de lo contrario se continúa] ...pero ningún peligro te alerta, por lo que, cuando la luna recorre un grado en el cielo, despiertas a tu compañero y te retiras a dormir.

Al amanecer: raya el alba y es hora de partir. Con premura levantáis el campamento y recogéis vuestras pertenencias: es mucho el camino que os queda por delante y poca vuestra paciencia al pensar en el tesoro y la gloria que os aguarda al final de él.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!


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