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miércoles, 4 de septiembre de 2019

California Dream - 1

Saludos, muníficos lectores.

Sebastian Juller murió como un anciano ciego en su pequeño apartamento de Los Ángeles. Había consagrado los años de su retiro a una única obsesión: visitar y cartografiar el mundo de los sueños.

Su descubrimiento de esta realidad le sobrevino tras una experiencia cercana a la muerte, cuando escapó del incendio que redujo a cenizas el almacén de decorados de cine en el que trabajaba como vigilante y bedel.

A partir de ese día experimentó incesantes sueños lúcidos cuyas vivencias recogió en diarios y mapas. Gracias a ciertas amistades estos documentos llegaron a las manos de Daniel Puerta y mías, y tras su lectura nos decidimos a emplearlos para crear una ambientación de rol.

Aunque hay numerosos mapas en los diarios y notas de Juller, el más trabajado es este, creado a modo de collage con fotocopias de distintos cuadros.



He aquí una leyenda:
1: Río Mississippi
2: Ríos de Alaska
3: Costa de Nueva Inglaterra
4: Río Nilo
5: Costa española
6: Mares del sur
7: Alpes franceses
8: Suiza
9: África
10: California española (La imagen es del México colonial)
11: Gales
12: Costa malaya
13: Siberia
14: Nueva Inglaterra
15: Alpes Suizos
16: Venecia
17: Holanda
18: España
19: Desierto de Sudán
20: Ranchos de Wyoming
21: Montañas de Kentucky
22: Bosque de Sherwood
23: Sudáfrica
24: Mar Rojo
25: Desierto del Sáhara

En sus propias palabras, la geografía exacta es irrelevante y solo las conexiones entre lugares determinaron el posicionamiento.


Introducción

Sebastian Juller
California Dream, como él llamaba a estas tierras del sueño que visitaba, es una hipnologia, una burbuja onírica creada por fuertes resonancias psíquicas, en especial la del Alférez Terror, cuya propia hipnologia absorbería otras más pequeñas, que colapsaron en su interior.

Terror Guillermo de Mencia y Uguera, nacido en un pueblo de Badajoz, sirvió en los presidios de la California española y pronto se convirtió en terror de indios, mexicanos, ingleses y franceses por igual. Muchos lo consideran el más retorcido español que haya vivido y muerto, pues acabó siendo descuartizado por sus propios hombres. No obstante, su impronta psíquica pervive en lo que muchos clérigos consideran como un ejemplo de purgatorio o incluso infierno personal.

No obstante, aunque sus experiencias, inclinaciones y ambiciones tiñen toda California Dream, otros soñadores también han dejado su rastro en ella, pero ya lo discutiremos en otro momento.

Por supuesto las distancias en California Dream están muy distorsionadas. El área no se corresponde con el perímetro y, a menudo, llegar del punto A al B cuesta menos que llegar del B al C, aunque la distancia pueda parecer la misma.

Los habitantes de California Dream aceptan las incoherencias temporales, geográficas, históricas, tecnológicas y culturales que les rodean como se aceptan las indignidades y maravillas de un sueño.

Además, la forma más fácil de acceder o abandonar California Dream es por medio del agua que, por suerte, es muy abundante en la hipnologia. Juller solía dormir con parte de su cuerpo sumergido para poder entrar más fácilmente y a menudo cuenta cómo volvía a despertar (reluctantemente) entrando en contacto con algún río o costa. Si lo que nos cuenta es digno de crédito, esto incluso podía producir teletransportes involuntarios, como en una ocasión en que, tras haberse dormido en casa, despertó nadando para mantenerse a flote en las aguas del río Los Ángeles.

A continuación y, a lo largo de esta serie, nos basaremos en los diarios de Juller para describir las distintas regiones que forman California Dream.


1. Río Misisipi

Bayou Plaquemines, Joseph Rusling Meeker, 1881
No existe nada en esta tierra aslvo el río que discurre ancho desde su nacimiento hasta encontrarse con el Nilo en Menfis. Los márgenes son pantanos impracticables habitados por la canalla blanca, los caimanes y las enfermedades.

En contraste con esto, el poderoso río es surcado por enormes barcos de vapor y palas formando flotillas-estado gobernadas por las familias de nomarcas del Misisipi: alegres señores del siglo XIX con una fuerte influencia del Antiguo Egipto del que son vecinos.

Trece son las familias más poderosas y todas ellas están aliadas con el Alférez Terror, poniendo a su servicio sus navíos de guerra alimentados con el carbón y el sudor de una infinidad de esclavos negros que trabajan sin cesar en las calderas inferiores, solo para ser pasto de las tortugas y los barbos gigantes llegada su hora.

Pocos discuten el poder de los nomarcas en el gran río, salvo bandas de piratas (como la de Lazarus Morell) o la incipiente revuelta de esclavos liderada por Moses Freeman, que busca remover los grilletes que atan a su pueblo.

Django Unchained, Quentin Tarantino, 2012


2. Ríos de Alaska

Escena de Alaska cerca de Juneau, Thomas Hill, 1894
Esta es una tierra fría y lluviosa colonizada por promyshlenniki: rusos e indígenas siberianos dedicados al tráfico de pieles que recolectan en estos ríos para la Compañía Ruso-Americana. O al menos lo hacían: con un contacto solo superficial son la Siberia local (13) y sin barcos que lleguen de la Compañía para recolectar las pieles y traer suministros, simplemente han empezado a comerciar con otras regiones próximas, como los Alpes franceses y Suiza (7-8) al este y especialmente la Costa de Nueva Inglaterra al sur.

Los promyshlenniki, con su base en la fortaleza de Fort Ross, no son especialmente buenas personas, pero aun así el Alférez Terror quiere acabar con ellos y apoderarse él del tráfico de pieles.

Este comercio basado sobre todo en explotar a las tribus indígenas (sobre todo aleutos) para cazar las nutrias gigantes que abundan en la región.

Los nativos se rebelan a menudo contra sus explotadores, pero sus esfuerzos a menudo se ven frustrados por uno de los pocos aliados que los eslavos y Terror tienen en común: la Dama Variola y su corte de espíritus de miasma.

Battle of Sitka, Louis S. Glanzman, 1804

3. Costa de Nueva Inglaterra

Barcos de vela en la costa de Nueva
Inglaterra
, Fitz Henry Lane, 1855
Aun separadas de su metropoli y fieramente independientes política, religiosa y socialmente, las ciudades y colonias de la Costa de Nueva Inglaterra han decidido no someterse al Alférez Terror. Es cierto que no tienen fuerza militar para oponérsele y se ven obligadas a pagarle un bochornoso tributo de oro, pero al menos consiguen mantener su independencia y esperar el mejor momento para contraatacar.

Entre las mayores de estas colonias destacan Boston, Providence, Dylath-Leen y Nueva Amsterdam. Pero por supuesto no son los únicos pobladores: al este está la gran meseta de Leng, que conecta la costa con África (9) y Suiza (8), y están habitadas tanto por inquietantes tribus de nativos como por horribles criaturas como las arañas de leng.

Al oeste está el mar y en él navegan eternamente guerreros del norte, condenados y malditos, a los que se les ha negado el el paso al Valhalla por una trasgresión que sus cerebros carcomidos ya no recuerdan. Buscan un combate glorioso con el que terminar sus vidas, pero siempre se vuelven a levantar a esta no-vida de penuria.

Dylath-Leen, Frej Agelii

4. Río Nilo

Barcos en el Nilo al anochecer, Egipto,
David Roberts, c. 1838-1839
El mayor cauce de California Dream, que atraviesa las tierras y edades de Egipto. Dada su enorme carga psíquica, el Nilo no solo transcurre espacialmente, sino también temporalmente: remontarlo es remontar el tiempo, dado que sus fuentes vierten en tiempos de la primera dinastía y el río fluye hasta desembocar en su gran delta, dominio de Cleopatra y su capital Alejandría.

Aunque la reina, como la mayoría de sus corregentes de tiempos pretéritos, es neutral en los conflictos de California Dream, parece tener debilidad por el Alférez Terror, quien la visita con frecuencia con el objetivo de cortejarla.

Pero lejos de la desembocadura, a lo largo de los nomos-reino del Nilo es posible hallar otras cosas interesantes como la Amarna de Akenatón, adaptada a los usos de los caballeros decimonónicos, la primera copia de los Ritos Negros de Luveh-Keraph, nomos dominados por invasores como los hicsos (odiados por Dios como descendientes de los amalecitas) o a sacerdotes de Anubis que tienen conocimiento de la miserable existencia no-muerta de sus congéneres en el Mar Rojo (24) y dedican esfuerzos y recursos a que reciban los ritos funerarios adecuados.

Pero navegar por el río no es fácil, pues la guerra es perpetua, especialmente en los puntos donde dos dinastías se encuentran, y el peligro de hallarse envuelto en las refriegas es siempre real. No obstante, dicen que si uno consigue llegar hasta la isla de Elefantina y remonta la primera catarata, es posible usar el río como atajo hasta el desierto del Sudán (19). Claro que es en estas partes del más alto Egipto por donde se extiende el reinado de horror de la reina Nitocris...

Fuente: Frederick Arthur Bridgman - Cleopatra on the Terraces of Philae


5. Costa española

En la playa de Valencia, Joaquín Sorolla, 1916
El Alférez Terror es más débil en las montañas y más poderoso en la costa, por eso en California Dream hay tanto espacio navegable y Terror busca expandirlo constantemente, usando sus fuerzas para construir canales por los que navegar con su enorme galeón-fortaleza. Pero ya hablaremos más de eso cuando tratemos la región de España (18), sede del poder de Terror y donde se encuentra su capital: Sevilla, la tres veces maldita.

Esta región está formada por las costas occidentales dominadas por el Alférez y las ciudades mediterráneas tal como el Alférez las recuerda de forma vaga: Málaga, Valencia, Barcelona... Y es donde se concentra la mayor parte de su flota de guerra y donde se albergan sus astilleros.

No obstante, hay dos cosas que afectan a su dominio sobre estas tierras: por una parte están los corsarios berberiscos salidos de ninguna parte, que atacan todas las costas, pero estas en particular. Y por otra parte están los propios rebeldes españoles que, convencidos de la impiedad y traición del Alférez Terror (o simplemente deseosos de venganza), se agrupan para hacerle frente. Algunos practican la guerra de guerrillas en las montañas del interior, mientras que otros se han convertido en corsarios que atacan las naves del Alférez desde su base secreta en Isla de Caldero.

En las aguas que hacen frontera con los mares del sur (6) es posible encontrar ruinas atlantes: el Alférez lleva tiempo planeando saquearlas para obtener el conocimiento mágico que esconden, pero no es el único que sabe de su existencia y alguien preparado bien podría adelantársele a la hora de saquear las antiguas bibliotecas...

Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides, Rob Marshall, 2011


Y eso es todo por ahora, seguiremos pronto con la segunda parte. Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

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