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viernes, 16 de marzo de 2012

La campaña de Dhyana (2)

Han sido un par de semanas ajetreadas desde que nuestra heroína llegó a la hermosa Vedetia1. Vamos a contarlas rápido y corriendo, que se me enfría la cena:

Ah, los hermosos canales de Vedetia.
Sin ninguna similitud con ninguna otra ciudad.

Llegaron al pequeño islote que sirve de aduana, donde atracaron un tiempo mientras las autoridades revisaban las bodegas y el pasaje. El contrabando se castiga con la vida en una ciudad que vive de sus monopolios y negocios lucrativos. Ese tiempecito lo aprovechó Patri (la jugadora, por si no lo he dicho) para hacer cosas aburridas como actuar y charlar con Sahir. Así averiguó que se dirigían a la mansión de Vincenzo Lambroni, un noble patrón de Sahir que podría librar a Dhyana de su maldición. Además de que Sahir es uno de los eruditos de la Accademia, aunque pasa más tiempo de viaje. A todos nos gustan los trabajos de campo que se alargan.

Por fin llegamos a puerto (por llamar de alguna forma a una ciudad levantada en una ciénaga2) y nuestros chicos recorren las calles y puentes del lugar hacia la mansión de Lambroni. En uno de los callejones alguien llama la atención de Dhyana: un pequeño niño asustado por el nigromante y el semighoul. Dice que su madre está enferma y pide ayuda porque ha oído que los elfos curan a la gente. No anda desencaminado porque Dhyana no puede desoír su instinto de curandera y lo sigue.

Al llegar a una callejuela el niño sale corriendo y lo sustituyen tres alegres atracadores3 que le piden amablemente todo lo que lleva encima, incluida la ropa. Claro que ella no se dejó amilanar, sobre todo teniendo un arco y un enorme tigre negro. El tigre se enfrentó a los dos de un lado mientras ella disparaba al otro. Claro que las cosas se pusieron feas para Fenrir y Dhyana tuvo que acudir en su ayuda, lo que aprovechó el otro ladrón para cogerla por la espalda y ponerle una daga en el cuello.

Dhyana se vio obligada a ahuyentar a su tigre (que ya había dejado malherido a un ladrón, el otro le estaba atendiendo) y no llegaban sus compañeros. El que la tenía cogida parecía enfadado y excitado a partes iguales por tener a su merced a una elfa, no es algo que pase todos los días. Lástima que Dhyana reaccionase rápido y le hiciese toque helado en el brazo. En ese momento llegó el séptimo de caballería y todos huyeron como ratas. Regañina de Sahir y llegan a casa de Lambroni.

Es un lugar tétrico, donde no parece haber ningún sitio por donde entre la luz. El salón de recepciones donde recibió al grupo tenía una planta basilical con tres naves. La central estaba apenas iluminadas por candiles en las columnas, pero las naves laterales estaban tan oscuras que apenas podían distinguirse a los esclavos negros y sirvientas que miraban. Al fondo estaba sentado el signore Lambroni, sentado en su trono barroco.

Después de unas pocas frases de cortesía Dhyana hace su petición de que la libre de ese embarazo no deseado y Lambroni pone un precio: cinco años de servidumbre o un rescate de 20 0004 monedas de oro por año. Dhyana no tuvo más remedio que aceptar y así pasó a estar bajo las órdenes de un Patricio Vedetiano bastante rarito.

Por lo que luego supo de Serena, la sirvienta encargada de su cuidado, el señor tiene una rara enfermedad que hace que le siente mal la luz del sol, por lo que no puede abrirse una puerta o ventana sin haber cerrado  otra antes. Incluso el patio de la mansión (típico de Vedetia) está cubierto por un toldo. A Serena el señor no le parece especialmente malo, el mayordomo parece ser un verdadero déspota, aunque tampoco sabe mucho, como todas las demás criadas llegó de una aldea del continente a principios de este año. Todo esto se lo explicó a Dhyana atravesando un largo pasillo donde estaban colgados los retratos de al menos diez generaciones de Lambronis sorprendentemente parecidos5.

Al cabo de tres días se celebra el ritual de aborto: durante la luna llena, en el patio de la mansión se encuentran Lambroni, Sahir y el mayordomo junto a un altar improvisado. También cuatro esclavones negros y varias criadas sujetando todo tipo de instrumentos. Dhyana se desnuda y se tumba en el altar. Mientras los esclavos la sujetan, Sahir pinta extraños símbolos en su vientre y luego le da a beber un filtro amarguísimo. Entonces todo se hace negro y Dhyana sueña que la persigue un enorme dragón negro.

Y eso ha sido todo, mañana más. Gracias por leerme, valmar Cerenor!6

Notas:
  1. Que, recordémoslo, no tiene nada que ver con VeneciaTM.
  2. Creo que la forma educada de llamarlo es 'laguna', pero paso.
  3. Siguiendo el bestiario del GPyM Básico el Asesino me parecía demasiado sigiloso y el Bandido demasiado rural y bandoleril. ¿Solución? Mezclarlos (aunque tirando más a asesino): G4,P4,M2; PG10; Def10 (+1 ropas reforzadas); Habilidades: Dagas, Latrocinio, Arrojadizas; Equipo: ropas reforzadas, capa con capucha y daga.
  4. ¿Sabíais que la RAE no recomienda ni la coma ni el punto para separar los millares en cifras largas? Exacto: espacios, son el futuro. ¡La última frontera!
  5. Patri espera que no sea un vampiro.
  6. Hubiera puesto más notas mecánicas, pero apenas ha habido, ha sido casi todo rolear. Pero no os preocupéis, el amariconamiento terminará en las próximas partidas con la primera misión de nuestra heroína.

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