Páginas

martes, 3 de abril de 2012

Deidad: Señores del Terror

De nuevo un grupo de dioses de cosecha propia. Cuidado: si fuese yo, solo dejaría que los hombres santos de estos dioses fuesen los malos de la historia.


Aquellos que los adoran creen que son los más poderosos dioses. Aquellos que los temen creen que son los más horribles monstruos. Los filósofos los consideran ensoñaciones del pueblo ignorante, que intentan dar miedo a sus miedos. Los valientes dicen que no existen. Ninguno tiene razón.


Los señores del terror son cinco fuerzas, no existe mejor forma de definirlos. La esencia pura y terrible de aquello que aterra a la humanidad y que afecta a nuestro mundo allá por donde pasan. Algunos los comparan con una niebla intangible que se arrastra dejando un rastro de gritos.


Aunque estas fuerzas parecen caóticas, sin duda tienen planes y poseen una retorcida inteligencia. Por eso son capaces de contactar con mortales para convertirlos en sus fieles secuaces, ya sean cultos u hombres santos, y que así allanen el camino para su inminente llegada.


Señor de la Enfermedad

Se sabe que el Señor de la Plaga está aquí porque el aire se vuelve húmedo y sofocante, y se llena con un olor insalubre.

Cuando llega las plagas más horribles se extienden por doquier, hasta el más mínimo corte se infecta terriblemente, los niños nacen muertos, los ancianos no tardan en seguirles y el ganado y las cosechas sufren las consecuencias.

El Dador de Pústulas se alimenta de las almas que salen de sus cuerpos en lenta agonía, entre dolores y estertores, rodeados de un aura de pestilencia. Si estos seres extraterrenos son capaces de sentir placer, nada se lo produciría más al Pútrido que segar cada vida despacio, una a una y con el trabajo meticuloso de un cirujano.

Hombre santo (Señor de la Enfermedad): aquellos que adoran al Guardián del Miasma como hombres santos sufren de un sinnúmero de enfermedades, pero ninguna le afecta, por lo que sus cuerpos están terriblemente desfigurados y deteriorados. No obstante esto les da poder para transmitir sus infecciones a los enemigos o víctimas de su señor mediante el contacto directo o la simple cercanía.

A cambio el hombre santo odiará y se verá obligado a destruir a cualquiera que atienda a un enfermo y esté en su conocimiento, desde un médico profesional hasta un hijo que atiende a su madre aquejada de reúma, pasando por curanderos o religiosos caritativos.

Señor de la Locura

Cuando Aquel que Todo lo Confunde llega primero se ve un albor amarillo y entonces se pierde el juicio.

Nada bajo la sombra del Señor de la Locura tiene sentido... aunque la realidad no cambie, las mentes enajenadas de sus pobres mentes no consiguen entenderla como lo harían las mentes sanas. Aunque puede que solo sea que han comprendido lo que el mundo realmente es: ilusión sin más sentido que el que crean nuestras mentes. Cuando el Rey de la Confusión se retira, la marca queda indeleble en las mentes de los que deja atrás, eternamente locos, como si les hubiese robado algo...

Hombre santo (Señor de la Locura): un hombre santo de esta deidad está irremisiblemente loco, por lo que no es capaz de comprender las conexiones que las mentes sanas crean para comprender la humanidad y, de intentarlo, perdería el favor de su dios. No pueden bajo ningún concepto intentar comprender la realidad, lo que les impide actuar con sentido.

A cambio de eso la realidad se moldea en sus manos como si fuese arcilla. Cualquier cosa que imaginen sus mentes enfermas puede hacerse realidad por lo que pueden intentar crear cualquier efecto mágico que deseen, siempre que no responda a ninguna lógica concreta.

Señor de la Sangre


El Maestro de la Carnicería se regocija en el más animal derramamiento de sangre. Allá por donde pasa, una furia asesina se apodera de todo ser viviente, que no se detiene ante nada que no sea la muerte. Se lanzarán sobre cualquier otra cosa, persona o animal, que tenga sangre en las venas y no se detendrán hasta derramarla toda y beberla.

Los leñadores decapitan a sus padres con hachas, las madres estrangulan a sus hijos recién nacidos, el más pacífico ganado se devora entre sí, monstruos largo tiempo dormidos surgen de sus escondrijos para volver a alimentarse...

Cada vida arrancada de su cuerpo de la forma más rápida y brutal es un triunfo para el Dios de las Matanzas.

Hombre santo (Señor de la Sangre): un hombre santo del Señor de la Sangre es una criatura sin escrúpulos, nacida para matar. Recibe un +2 al ataque y al daño, pero siempre debe combatir hasta la muerte. Hasta la muerte, significa que deberán perseguir a un adversario hasta haberse asegurado de que ya no respira.

Señor de la Oscuridad


Puede que los poderes del Rey de la Negrura no sean tan terribles a primera vista como los de los tres Señores anteriores, pero sus víctimas no opinarían igual.


Cuando se manifiesta en un lugar, el sol no puede iluminarlo y ni la más fuerte llama permite ver. Pero lo peor es que cuando se retira, la negrura sigue en los ojos de todo aquel que hubiese estado bajo su sombra: quedan ciegos permanentemente.

Cuando arrebata la luz de cada ojo, el Señor de la Oscuridad disfruta.

Hombre santo (Señor de la Oscuridad): aquellos que sean sus hombres santos son capaces de manipular las sombras a voluntad, pudiendo oscurecer zonas mágicamente o creando a partir de ella engendros de sombra que luchen junto a él. Pero el precio es grande: un hombre santo del Señor de la Oscuridad debe ser ciego y si de cualquier forma perdiese esta condición, también perdería el favor de su dios.


Señor del Salvajismo


Nada es más ajeno a este Señor del Terror que la civilización. A su paso desaparece, los humanos olvidan todo lo que los convierte en tales y vuelven a sus más naturales instintos: comer, luchar y copular. Se revuelcan como animales y mueren como animales, nunca podrán volver a ser lo que eran.

Hombre santo (Señor del Salvajismo): aquellos en contacto directo con este dios no pueden usar ningún producto del ingenio humano, por lo que van desnudos y desarmados y solo comen aquello que cazan con sus manos y dientes. De no hacerlo así su dios le retiraría su valioso favor: sus sentidos están terriblemente desarrollados, por lo que pueden sumar un +2 a cualquier tirada de alerta.

Podéis encontrar las reglas de hombres santos AQUÍ.

Gracias por leerme, valmar Cerenor!

2 comentarios:

  1. Muy buena implementación de los Poderes Ruinosos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te puedo negar que me hayan influido algo los dioses del Caos, pero la verdad es que me he basado mucho más en un juego italiano cuyo nombre no recuerdo.

      Yo le echo cara al asunto, si quisiera meter los Poderes Ruinosos lo haría directamente y a pecho descubierto... Quizá lo haga...

      Eliminar

Una limosna para la cruzada: