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lunes, 30 de abril de 2012

¿Por qué me gusta el estilo Old School?

Hoy no tengo ganas de enrollarme mucho, que encima de haber tenido que madrugar en puente para ir a una sola clase también tengo que hacer más cosas. Así que... hablo de mis gustos.

Ojo, mis gustos. Aquí voy a hablar de por qué me gusta el estilo de juego Old School (prefiero mantener el término inglés, 'Vieja escuela' no me transmite lo mismo. Vamos, que venga a por mí la Spanish Inquisition). No estoy hablando de que sea mejor ni peor en términos absolutos ni relativos ni haciendo juicios de valor. Os estoy hablando de mi visión subjetiva hacia ellos así que no pretendo abrir un debate; como mucho podéis decirme por qué os gusta a vosotros o por qué no, que siempre enriquece, como el Avecrem. Hablo en segunda persona del plural suponiendo que alguien lee esto aparte de mí, seré necio...


Bien, después de mis arduas reflexiones de ¿15 minutos? creo que puedo determinar las tres razones por las que me mola el estilo Old School, ahí van:

a) Porque me gusta el estilo picaresco. No el género del Siglo de Oro, qué también, sino un estilo narrativo al que este género también pertenece. Un personaje normalmente sin ninguna cualidad que lo ponga [muy] por encima del común de muertos de hambre se enfrenta a un mundo que le es extraño y probablemente hostil solucionando problemas aventura tras aventura. En efecto, esto me va más que las historias épicas donde importa más quién es el personaje en sí y cómo el mundo le cambia. Como digo, a mí me interesa más que lo que defina al personaje es cómo se enfrenta al mundo y lo cambia, aunque esto inevitablemente se refleje en él. Bueno, a nadie debería extrañarle esto después de que escribiese Ablaneda, me parece. Podéis encontrar una explicación mucho más larga en este artículo.

Voy a sacar un momento al perro y escribo el resto de la entrada... Es mi perro paladinesco, Arturo.

Ya estoy. Huele el mal a kilómetros, tiene los colmillos recubiertos de plata y sabe hacerse el muerto... pero no es capaz de salir a cagar solo. En fin, ¿por dónde iba? Ah, sí, el pungo bº.

b) Porque me gustan los sistemas sencillos y simples. Puede sonar igual, pero no es así. Según yo los defino, un sistema puede ser más simple o más complejo al tiempo que es más sencillo o más complicado. Me explico rápidamente: para mí los juegos más sencillos son más fáciles de usar y los más complicados no, por lo que podemos estar 'objetivamente de acuerdo' en preferir los sencillos a los complicados. Un sistema simple es aquel que tiene pocas mecánicas y un sistema complejo es aquel que tiene muchas y preferir unos u otros ya es cuestión de gustos (en el fondo escoger un sistema sencillo también es una cuestión de gusto, hay gente masoquista, oiga, pero los consideramos objetivamente mejores porque objetivo=mayoritario).

Ahora, después de esta parrafada me meto en faena: un sistema sencillo y simple no es un sistema al que le faltan cosas (eso sería complicado y simple) sino un sistema compacto, que prácticamente más que reglas te da principios generales que tú debes aplicar según tu criterio. Y me gusta esto por dos subrazones.

1) Me permite ver el sistema en su conjunto en todo momento y asegurarme de que no se me olvida nada, soy vago en la misma proporción que tiquismiquis. No obstante soy ese tipo de vago que trabaja para hacerse la vida más sencilla: cuando me enfrento a un nuevo sistema suelo hacer un esquema en no más de diez páginas de lo esencial para jugar, y no hace mucho cogí una tabla aleatoria que me parecía muy complicada y cree un pequeño programa casero para que me sacase los resultados automáticamente. Puede que invirtiese más tiempo en hacerlo que el tiempo que me llevaría tirar para obtener los mismos resultados que sacaré en toda la vida con el programa, pero si ahora me hace falta, lo tengo mucho más a mano. Además, he generado tantos resultados seguidos pulsando enter como un loco que seguro que ya lo he amortizado.

2) El juego da por sentado que soy una persona creativa y mentalmente sana (o al menos no peligrosamente inestable). En los juegos antiguos pasaba eso porque realmente estaban circunscritos a una afición eminentemente wargamera, a medida que esa afición cambió, los juegos lo hicieron con ella. No me pondré ahora a debatir si ha cambiado para bien o para mal, pero seguro que algún listillo lo intenta en los comentarios.

c) Porque me gusta la fantasía. Dicen que el carácter español tiende hacia el realismo, puede que sea verdad porque lo que a mí me gusta es la fantasía cruda y oscura... Pero fantasía al fin y al cabo. Me gusta soñar con mundos imaginarios donde las cosas funcionan de otra forma, ¿son las ansias escapistas de un niño marginado? ¿El molde perfecto para mi imaginación hiperactiva? ¿Porque era lo que veía en la tele de crío? ¿Porque estoy loco? ¿Yo qué sé? Pero una cosa sí puedo deciros: me gusta la fantasía (medieval o no) porque puedes meterle lo que te dé la gana y seguirá molando, haz la prueba.

bonus) No me gusta por nostalgia. Eso lo tengo claro. Joder, que nací en el 92 y solo dentro de poco hará cuatro años que sé qué demonios es el rol. Además, casi todo lo que sé de la Old School es de ser autodidacta y leer blogs por ahí. Así me ha salido la entrada, oye.

Pues si has llegado hasta aquí, has ganado un símbolo sagrado gratis. Y por lo demás, de verdad gracias por leerme, valmar Cerenor!

6 comentarios:

  1. Justo ahora que hablas sobre lo de que "el español es realista" me viene a la cabeza un argumento en un blog anglosajón (curiosamente old school) sobre que los hispanos y portugeses (incluyendo los de Europa) somos bastante amantes de la fantasía e imaginativos frente al anglosajón medio. Y la verdad es que tiendo a darle la razón.

    Yo personalmente nunca había oído lo del realismo de los españoles, la verdad.

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    1. Hombre, decir que el español es en general realista es tan generalista como decir que es imaginativo, pero ciertamente hay quien lo mantiene.

      Uno de los ejemplos que ponen es el Cid o el romancero viejo, que apenas tienen elementos sobrenaturales (el Cid solo uno y ahí ahí), al contrario de todo lo que hay por ejemplo en Francia.

      Pero ya te digo, no puedes resumir 1000 años de arte (aunque lo he oído aplicado sobre todo en la literatura, que es lo que me toca) con una frase.

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  2. Yo era de Rolemaster (venía de MERP, y Rolemaster era "MERP++" :-)), con todas sus reglas, tablas, companions y demás. Pero con los años, por vago o por viejo, también me he ido decantando por los sistemas sencillos y "old school". Descubrí Microlite20 hace relativamente poco y me pareció fantástico meter tanta utilidad en tan pocas reglas.

    Y en mis tiempos jóvenes, cuando descubrí esto de los juegos de rol (y tú no habías nacido, por lo que cuentas :-)), me pasé muchas buenas tardes jugando al Star Wars original. Eran sólo D6, pero daban mucho juego. Aunque tirar más de 5 ó 6 era peligroso, por la cantidad de ellos que caían de la mesa y acababan debajo de algún sofá, para no aparecer nunca más en el mundo de los vivos :-)

    Es curioso que siendo tan joven y no habiendo vivido esos días "de gloria" del rol en España seas aficionado a los retroclones. Imaginaba que toda la gente joven eran más de Vampiro, y sistemas "nuevos" como ése. Lo de los retroclones lo veo más propio de gente más vieja que yo, los que jugaron al D&D original que yo no llegué ni a conocer.

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    1. Uy, te sorprendería saber la de cosas que pasaron antes de que yo naciera.

      Y sí, juego a juegos nuevos, pero también me gusta la OD&D supongo que porque escucho demasiado a los viejos...

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    2. Pues yo tambien juego retroclones y tengo la misma edad que el autor...y llevo jugando mas o menos la misma cantidad de tiempo (unos 6 años)...y ademas, comparto practicamente todo lo que dice la entrada, salvo por lo de ser español, que soy uruguayo

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  3. Yo soy de la época de vampiro y también me gustan los sistemas sencillos y simples. Lo que me atrae son los nuevos sistemas basados en las cosas acertadas de los antiguos.

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