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viernes, 17 de enero de 2020

El mar, el aire, el espacio y el interior de la tierra en MöMä

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Saludos, muníficos lectores.

En Mötor Mäiden, mi ambientación de piratas moteros, la unión de naciones donde tiene lugar la mayor parte de la acción se conoce como la Coesfera. El nombre de "esfera" no es casual, ya que reclama territorio en las tres dimensiones, incluyendo las alturas y las profundidades marinas.

Por supuesto el mar es muy importante en Insuranda, el mundo de MöMä, al ser un mundo arcihpiélago donde las aguas lo son todo. El fondo oceánico es en buena medida un semidesierto que apenas tiene nada que ofrecer a habitantes de la superficie, pero la Coesfera se asegura de reclamar soberanía sobre terrenos más elevados y ricos como arrecifes o arcos montañosos sumergidos como el que se encuentra en la República Lassu.

El resto de las tierras sumergidas es casi todo estepas submarinas dominadas por los khan tiburón, que esclavizan a otras razas submarinas casi como ganado, forzándolas a llevar a cabo migraciones continuas.

Pero más abajo de la Coesfera se haya una gran placa continental con numerosas cuevas, túneles y recodos que conducen hasta el centro de la tierra hueca. Pero, antes de llegar tan profundo, se sabe que en las cavernas superiores existen ecosistemas y que hay habitantes inteligentes, probablemente en una ciudad alimentada por los fuegos de un antiguo infierno. Poco más es lo que se sabe realmente de estas subtierras que los habitantes de la superficie llaman Infurnada: de ella solo tienen noticias lejanas de segunda o tercera mano, como un europeo medieval podría tener de China.

Pero, por el lado contrario, las cosas en Insuranda tienden a ir hacia arriba: muchas rocas, cargadas por la energía mágica del sol brujo, flotan en el cielo, llegando incluso a formar pequeñas islas. Y por supuesto la fauna y la flora se ha adaptado a ello.

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El ejemplo más impresionante son las vainas ascensor, que crecen hacia arriba atrapando rocas voladoras que pasen cerca. Las más exitosas pueden alzarse kilómetros y kilómetros trenzando sus tallos para mayor rigidez. Algunas incluso llegan al espacio y pueden ser usadas para alcanzar la órbita trepando.

Numerosos wyrms, grandes bestias voladoras, también surcan los cielos. El hecho de que muchas de estas criaturas sean domesticables y la enorme extensión del mar han reducido en buena medida la necesidad de desarrollar una industria aeronáutica por parte de los habitantes de Insuranda. No obstante, se conocen aviones recuperados de eras atoranias y otro wunderzeig como Debitx, la última de las ciudades voladoras, que usa sus antiguas armas de destrucción masiva para mantener en jaque a las ciudades en su trayectoria. El Pináculo, la ciudad vertical, aunque no vuela propiamente, también se mantiene erguido gracias a antigua tecnología.

Y por supuesto está el programa espacial de Loroph, que trata de explorar los biomas orbitales que rodean el planeta: plantas, hongos y animales extremófilos que se agarran a meteoritos y restos de colonias atoranias, como estatuas gigantescas que flotan en el vacío.

Las lunas, no obstante, no contienen ninguna clase de vida inteligente, son consideradas demasiado pequeñas para ello.

Y esto es todo por hoy. Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

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