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jueves, 24 de agosto de 2017

Sukero City Actual Play (28)

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Hola de nuevo, amigos, soy yo otra vez, Natsuki, el uniforme escolar parlante y vengo a hablaros de lo que ha pasado en lo que Kha llama "campaña de testeo de Sukero City". Bueno, en realidad, no soy un uniforme, sino el fantasma de una chica muerta que fue a parar a un uniforme que luego fue comprado de segunda mano... Es una larga historia. Pero si queréis seguirla bien, podéis echar un ojo al resumen de lo ocurrido hasta ahora que os hice hace ya más de un año.

En el último episodio Satoshi había derrotado y convertido al camino del bien a una banda de morlocks terroristas, pero, al acabar, Catherine, nuestra chica mágica de lluvia / imán de rarezas / mocosa entrometida le había llamado diciendo que fuera al dojo de la Familia Qing, porque había encontrado el pergamino perdido que prometió a una chica en un sueño que buscaría y quería que fuera él quien lo entregara para limpiar su reputación. Hoy nos ocuparemos de la historia de cómo encontró ese pergamino.

Como ya había descubierto en expediciones anteriores, el pergamino estaba en lo profundo de un complejo subterráneo y la entrada a esa... mazmorra estaba en un restaurante conocido como La Pequeña Tian, tras una pared falsa en el cuarto de las escobas. [Nota del director: la aventura está basada en Golpe en la pequeña Tian del Dungeon en una página 2015].

Cath, fiel a ella misma, se echó su capa de invisibilidad y se internó en el restaurante, rumbo al baño al baño de señoras. Allí procedió a abrir el grifo y a usar el agua para hacer llover en el interior del local, haciendo que los pocos comensales y trabajadores que había buscaran refugio y cundiera el caos.

Intentó usar sus poderes para manifestar un duplicado de lluvia suyo tras el armario, pero no pudo porque ahí no llovía, de modo que se limitó a ir y abrir la falsa pared de un placaje invisible.

Se precipitó a una sala de piedra, iluminada por antorchas. Los oídos le hicieron "pop" por el repentino cambio de presión al cruzar, puso cara de "not this shit again" y su exasperación fue lo bastante poderosa como para dañar parte del muro de enfrente [Nota del director: en la tabla de exasperación de Weirdness magnet obtuvo "8. Un objeto inorgánico que tienes a la vista se rompe o estropea. Tú eliges qué"].

Así se abrió una pequeña grieta, invitándola a que echara un ojo.

-Cath: Bueno, vamos a espiar. Intentando que no me claven una lanza en el ojo o algo, eso sería de mala educación.

Fuente: Golpe en la pequeña Tian
Al principio lo veía todo negro, pero poco a poco empezó a distinguir formas grises que se hacían cada vez más blancas. Le costaba distinguir nada en el batiburrillo excepto imágenes sueltas de cosas orientales aleaotrias como retratos de Confucio, trigramas de I-Ching, pinturas de dragones... Apartó el ojo porque le dolía la cabeza. Evidentemente no estaba en un sitio normal y cristiano.

-Cath: Oh, shit. Estoy en el cielo de los artistas marciales... Mola.

Sacó su guante investigativo, el que le da pistas al arrearle a cosas, y este le dijo que probablemente no debería ir hacia el sur, así que continuó rumbo norte.

El pasillo acabó por conducirla a una habitación cuadrada donde las brasas de cuatro grandes quemadores de incienso en las esquinas iluminaban a una serpiente gigante con nueve cabezas de mujer. Aparentemente dormida o meditando en un círculo que ocupaba casi toda la habitación.

Al ver esto y las puertas de la habitación, dedujo que la culebra debía ser un guardián y que debía ser un complejo simétrico.

Cath se internó en la habitación (aún invisiblemente) evitando el círculo con cuidado hacia la puerta que creía que debía llevarla al pergamino. Pero cuando estaba a punto de llegar, dieciocho ojos se abrieron al mismo tiempo.

Cath aún tuvo la presencia de ánimo para arrojar una piedra hacia la entrada para confundir a la criatura, pero esta replicó con nueve voces al mismo tiempo "esos trucos no funcionarán conmigo".

Se oyó una ligera vibración proveniente de la puerta norte.

Cath intentó entonces fingir que era un quinto incensario invisible, pero no salió bien.

-Xiangliu: Soy Xiangliu, la dama de nueve cabezas, guardiana del puente y solo puedo permitirte pasar si resuelves mi acertijo.
-Cath: Bueno, venga, he venido aquí a jugar.

Y se quitó la capa de invisibilidad.

-Cath: Dale.

-Xiangliu: Si no resuelves mi acertijo, tendré que matarte, lamentablemente. Sabiendo esto, aún estás a tiempo de irte.
-Cath: No soy tan matable. Dale, anda. Perdemos el tiempo aquí.
-Xiangliu: El granjero Fang Chung tiene 2 hijos cuyas edades combinadas son 11 años. Si el mayor tiene 10 años más que su hermano, ¿cuáles son sus respectivas edades?

La chica lo pensó por un instanto.

-Cath: 6 meses y 10 años y 6 meses.

Fuente: Quelong
Xiangliu la miró con un rostro de completa serenidad.

-Xiangliu: Puedes pasar, cuidado con no caer al abismo. Y de no pisar mi círculo de estasis, si tanto valoras el tiempo.
-Cath: ¿Puedo ir a recoger mi piedra? Es muy útil para no caer en sitios.
-Xiangliu: No veo por qué no.
-Cath: He jugado al Simon's quest. Muchas veces es necesario tener algo que tirar para no caer en sitios.

Al fin, al otro lado de la puerta había un largo puente de cristal que salvaba un abismo. Cath lo miró un momento y le dio un poco de mareo y horribles visiones de demonios. Por lo demás todo bien... Al final, había una puerta iluminada.

Cath lanzó la piedra hacia la puerta y no pasó nada, de modo que terminó de cruzarlo sin mayor problema y descubrió que la puerta iluminada daba a una pequeña bibioteca.

Ojeó un poco los libros, casi todos en chino, pero por los títulos de alguno en inglés o japonés dedujo que la mayor parte tratarían sobre artes marciales. Pero en una mesa central reposaba un códice especialmente grueso con tapas de jade.

Se acercó a él, pero entónces oyó un ruido como de piedra frotándose. Miró a la piedra que siempre da por instinto, pero no, el ruido provenía de las paredes. De modo que inmediatamente se puso la capa de invisibilidad pensando "como sea un gólem, me va a oír".

Y, de hecho, eran seis guerreros de terracota que empezaron a buscarla con sus arcos preparados, de modo que Cath hizo llover en el interior de la biblioteca. Los constructos se mostraron todo lo confuso que puede estar un constructo y avivaron la búsqueda.

Cath, por su parte, usó su proyección astral de lluvia para agarrar el libro de tapas de jade y lanzarlo hacia la entrada. Por suerte no cayó al vacío para siempre, pero dos de los constructos lo siguieron. Además, antes de que su forma astral desapareciera, notó que la estantería del fondo tenía un sello que podía activarse para abrir un pasadizo secreto.

Usó varios ataques potentes contra los guerreros de terracota, incluso multiplicando la piedra que siempre da y haciéndolas llover sobre uno, pero solo acabó con dos. Decidiendo que ya era lo bastante bueno, estudió el libro: en efecto las tapas estaban decoradas con jade y estaba escrito en chino. Deduciendo que esto no era el pergamino ni tampoco ninguno de los libros encuadernados de la biblioteca, cruzó la sala esquivando a los guardianes y activó el sello de la estantería del fondo, revelando un pasillo.

Los guerreros de terracota no la siguieron cuando se internó y llegó a un gran santuario. Unas cortas escaleras subían hasta una brillante estatua de un dragón. Cath le habló: "si vas a empezar a moverte cuando te inspeccione, no esperes a eso para pegarme un susto. Soy una chica ocupada".

Miró cinco segundos más a la estatua y al final subió. El olor del incienso llenaba el aire. Allí vio una figura vestida con traje chino tradicional frente a la estatua, dándole la espalda. Se interponía entre ella y la estatua, bajo la cual había un altar iluminado con velas, con tres objetos sobre él:  una bolsa de cuero a la izquierda, un enorme rubí a la derecha y un pergamino en el centro, además de monedas de muchas épocas.

Solo por estar segura usó su hechizo de fijar blanco en la persona que estaba de pie (ink-black rain) y fue a por el pergamino. Él levantó la cabeza extrañado.

Al pasar a su lado pudo ver que era un señor chino normal, bastante viejo, con bigotes largos y blancos, de pie en un círculo similar al de la serpiente de nueve cabezas, pero no hizo nada hasta que Cath llegó al altar, momento en que habló.

-Señor: Yo me lo pensaría antes de poner la mano sobre esos tesoros, extraño. Pues una maldición los protege.
-Cath: (quitándose la capa de invisibilidad) También puedo llevármelos sin tocarlos.
-Señor: Eso no evitará la maldición, pues basta con que abandonen el altar del dragón del este.
-Cath: Honestamente, no me importa para nada ninguno de estos tesoros.
-Señor: Eso os honra (e hizo una reverencia).
-Cath: Pero alguien me dijo que pertenecían a su familia. No puedo irme sin restaurar lo que es suyo. Bueno, solo el pergamino. Lo otro no me importa.
-Señor: Asumo pues que os dirían que el encantamiento de protección puede levantarse con el libro de tapas de jade que portáis.
-Cath: Pues no. Eso ha sido coincidencia.
-Señor: O más bien la voluntad del cielo.
-Cath: En el fondo es lo mismo.
-Señor: Mi trabajo era someteros a la última prueba de conseguir el libro, pero veo que habéis sido más astuta.
-Cath: Pregunta: ¿cómo recito el encantamiento? No sé chino. Quiero decir, supongo que puedo chapurrear los hanzis, pero...
-Señor: Yo puedo recitarlo por vos.
-Cath: Oh, genial. Muchas gracias.
-Señor: Buscad la página que muestra un grabado del altar y sujetadlo ante mí. Por favor, evitad pisar mi círculo de estasis.

Y así lo hizo Cath, diciéndose "es viejo, es asiático, tiene que ser sabio". De modo que sujetó el libro ante él, quien apretó los ojos y comenzó a leer una salmodia en chino mientras Cath intentaba memorizarla, por si acaso.

A medida que salmodiaba, una luz rodeó al señor chino y, de pronto, acabó y el círculo se desvaneció a su alrededor.

-Señor: ¡JAJAJAJAJAJA! ¡LIBRE AL FIN!

Alzó una mano y la manga se le resbaló, mostrando caracteres oscuros tatuados en su muñeca. Los recorrió con el dedo para activarlos y solo por suerte Cath pudo reaccionar a tiempo. Su mano comenzó a brillar y lanzó luz hacia el suelo, haciendo que aparecieran cuatro figuras pálidas a su alrededor, de colmillos afilados y vestidas con ropajes tradicionales del periodo ming. Horribles jiang shi.

-¡Necia! ¡Nunca hubo ningún hechizo de protección!

Cath no se dejó amedrentar y, aprovechando que todavía estaban mareados por la invocación, les lanzó su ataque final HOLY RAIN OF DIVINE PUNISHMENT!!

Los jian-shi aguantaron el tipo, pero el hechicero cayó derribado al suelo.

-Cath: ¡MIERDA VAS A COMER! ¡MIERDA!

Ejem, como podéis ver, Cath no siempre actúa como una señorita en momentos de tensión.

Dos de los cuatro jiang shis se quedaron a proteger al hechicero caído y los otros dos fueron a por Cath. No obstante, consiguió esquivarlos y saltar hasta el altar, donde agarró el pergamino. Y, ahora que había llegado hasta ahí, comprobó que tras el altar había un agujero de buen tamaño que parecía llevar a un túnel de ladrillo, más moderno que el resto del sitio.

Tiró por impulso la piedra que siempre da para asegurarse y sonó como si hubiera escaleras. Así que, decidiendo que ya había hecho lo que tenía que hacer...

-Cath: EAT SHIT ASSHOLE! FALL OFF YOUR HORSE!

Y se precipitó a la salida.

El túnel conducía a las cloacas de Sukero y, por suerte, los jiang-shi no la persiguieron. Buscó la primera boca de alcantarilla y salió por ella diciendo "WHEN THERE'S NO MORE ROOM IN HELL, AME MIRACLE SHALL WALK THE EARTH". No había nadie para oírlo, pero reconoció que estaba en una calle cerca del restaurante.

Paró un segundo a recuperar el aliento y llamó a Satoshi, diciéndole que fuera, ejem, "cagando leches".

Gracias por leerme a mí y a Kha. Valmar Cerenor!

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