Saludos, muníficos lectores.
El verkami de Axis Mundi, mi nuevo y flamante retroclón, continúa así que...
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Dicho esto, tengo más cositas que anunciaros.
Lo primero, que, esta tarde, a las 1900, nos entrevistan a las buenas gentes de 77 Mundos y a mí en el canal de Frikivetusto, así que no os lo perdáis.
Lo segundo que este fin de semana daré una charla online sobre Axis Mundi en el festival internacional de juegos de Córdoba (el sábado a mediodía), además de dirigir dos (2) partidas: una el viernes por la noche y otra el sábado a mediodía después de la charla. Si queréis apuntaros, estad atentos porque pronto se abrirán las inscripciones. Yo lo gritaré por twitter, pero es más probable que os enteréis por las cuentas de MalagaQuest o Yggdrasil, que organizan la parte de rol.
Y, finalmente,
el actual play
de una de las últimas sesiones de muestra de Axis Mundi que dirigí por mi servidor de Discord.
Los personajes fueron estos:
Esta no es la ficha oficial del juego (que aún está en proceso), simplemente cogí una genérica para retroclones.
Una vez más, el grupo comienza en Efijthie, el pueblo en el desierto que antaño fue sacudido por meteoritos. El grupo se interesó por la torre que estaba al sur de la población, pues estaba atrapada en una especie de burbuja de estasis, donde un meteorito parado en el tiempo llevaba siglos a punto de destruirla por completo.
Saacus el clérigo fue a hablar con el capellán local y le preguntó sobre la torre, a lo que el capellán le contó un poco de su trasfondo (como que contenía un objeto conocido como la esquirla de la eternidad), pero que, en general, en el pueblo estaba mal visto ir a la torre por la posibilidad de que se rompiera el campo de estasis, el meteorito colisionara y dañara la población.
Saacus: ¿Entonces está prohibido?
Capellán: No realmente, pero advertimos a la gente de que no vaya.
Saacus: Entonces irán muchos...
Capellán: En realidad no. Hay más sitios a los que ir, sitios a los que no está a punto de caerles un meteorito.
Saacus: Sabias palabras.
Por su parte, Dína, la enana, fue a la taberna local, donde tuvo la fortuna de encontrarse con otro enano, Nimron, que le habló de una fortaleza enana perdida un poco más al sur. El grupo ponderó sus opciones y decidió aceptar la oferta de Nimron: tras haber jurado limpiar el lugar y dedicar la riqueza para el bien de los enanos, Nimron les habló de una entrada secundaria tras una cascada, les dio 100 mo para gastos y les hizo entrega de un anillo que permitía encontrar puertas secretas en el lugar. Tras dedicar el resto del día a contratar mercenarios con esos fondos, al día siguiente se pusieron en camino.
Los mercenarios fueron estas buenas gentes:
Zoamon |
Urselia |
Setamus |
No obstante, tras adentrarse unas pocas salas, tuvieron un repentino encuentro con un oso negro. Por suerte, la capellana elfa, Nôll-Ixia, tenía gran afinidad animal y el oso se hizo su amigo instantáneamente (es decir, 13 en la tirada de reacción).
Siguieron avanzando hasta un pasillo en el que se escuchaban voces de jolgorio (se notaba que era viernes). Abrieron una de las puertas de las que es oían más voces y se encontraron a diez bandidos bebiendo y jugando, con el que parecía su líder: un hombretón vestido con una piel de oso, para horror de Ixia.
Gracias a que los bandidos estaban distraídos, pudieron cerrar la puerta sin consecuencias y se adentraron en otra sala. Por desgracia, nada más entrar para investigar, la ladrona Ebamarchia sufrió un lanzazo que la dejó en el suelo y los demás miembros del grupo no pudieron evitar que el ladrón que había dentro diera la alarma antes de ser brutalmente asesinado.
Catorce bandidos salieron de las puertas de los pasillos y rodearon a los personajes; pero, una vez más, el inmenso carisma de la elfa los embelesó. Así, Gono, el líder de los bandidos, los invitó a beber, convencidos de que eran nuevos reclutas deseosos de unirse a la banda, cosa que los personajes no desmintieron. No obstante, para ser admitidos, según las reglas de la banda, debían completar una tarea y les dio dos opciones: o traerle la cabeza del líder de una tribu de minotauros que les estaba dando problemas o secuestrar a la hija de un conde cercano para pedir un rescate. Y, por supuesto, Goro decidió que se quedaría a la mercenaria Urselia en todo momento como rehén.
Los personajes le pidieron pasar la noche antes de tomar una decisión y Goro, viendo que todos su bandidos estaban borrachísimos, aceptó, dándoles una habitación para los seis tras quitarles las armas. Ixia salió a dar una vuelta fingiendo que tenía que ir al baño y descubrió que era una gran grieta sin fondo en una sala donde también dormían tres bandidos. Por supuesto, apenas tardaron diez minutos en organizar un ataque directo contra ellos, matando a dos para quitarles las armas y arrojando al tercero al abismo, donde pronto lo siguieron los cuerpos de los demás. En cierto momento Setamus tuvo que evitar que Ebamarchia cayera y ambos intercambiaron una mirada antes de ruborizarse.
Hecho esto, continuaron adentrándose en la mazmorra con la esperanza de encontrar otras criaturas que atacaran a los bandidos y sembraran el pánico; pero, en su lugar, encontraron la salida principal de la mazmorra y decidieron tomarla para escapar y reagruparse, esperando más adelante poder rescatar o vengar a la pobre Urselia.
Y ahí lo dejamos ese día. Muy pronto traeré más historias, pero de momento recordad:
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Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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