Los magos negros logran su poder invocando a las cohortes malditas de los infiernos, bien lo sé, pues los he visto en la Atalaya y en otros sitios, en las más odiosas formas. El mago negro debe conocer la forma apropiada de invocar al Demonio, con los menos poderosos pueden hacerlo al instante, llamándolos con su nombre y poco más. Los más poderosos en cambio deben ser agasajados con largos cánticos en lenguas perversas, impíos sacrificios de sangre y a veces hasta grandes aquelarres y misas negras en noches sin luna si lo que le van a pedir es grande.
Y a la vez que deben hacer una invocación mayor, también deben aumentar las precauciones, pues aunque solo invoquen al Enemigo por un instante, si por alguna razón perdieran el control, este podría causarles gran daño a ellos y cuanto encontrasen a su paso. Bien lo sabemos los ronderos, que no faltan los chiquillos con ínfulas de mago que juguetean con las artes oscuras y acaba la cosa con mal pie, como está mandado. Pero quizá debiéramos rezar para que la cosa quedase ahí...
De todos los hechiceros oscuros el más conocido y en la misma medida poderoso es Melqhior, Caudillo Umbrífero, Usurpador de la Atalaya. Su gran sombra se proyecta siempre sobre el Condado, amenazando con el más antiguo de los males.
Pero hay otros, ocultos como los satanistas que son. Algunos tienen un poder que casi podría rivalizar con el de Melqhior y a menudo causan estragos en regiones enteras cuando dejan que se desboque. Otros son menos poderosos y por tanto más discretos, realizando pequeñas acciones con las que traer la desdicha a sus convecinos y así empujarlos al pecado. Famosas por esto son las novias de Satán, las monjas malditas, las brujas que practican la magia negra contra sus vecinos y se reúnen en aquelarres donde invocan a demonios y traman contra las gentes temerosas de Dios. Es una pena que brujas honradas sean a menudo confundidas con estas y llevadas de igual forma a la hoguera.
Pero se puede distinguir a los magos negros, pues a menudo llevan con sí una marca con la que el Demonio los señala como suyos. A menudo está oculta, pero cuanto más poder atesora y más negro se vuelve su corazón, de la misma forma se vuelve evidente su marca. Dicen que el propio Melqhior es una visión terrible, que puede conducir al horror a hombres crecidos. Y dicen bien, pues yo mismo lo he visto en más de una ocasión, intentando detener alguna de sus incontables maldades.
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