Una cosa bastante interesante de la poesía medieval y moderna son los romanceros. Los poemas andaban por ahí ronando, ya fuera de forma oral o en pliegos sueltos, pero mucha gente iba copiando todos los que le gustaban en un libro. A veces todo eso se recogía en un solo libro impreso como la Flor de Romances o el Romancero general. ¿A nadie le suena esto de algo?
En D&D sería una gran forma de pensar en cómo se transmiten los conjuros. Puede ser que alguien se los enseñe o lo encuentren suelto (en lo que viene siendo un pergamino) y lo copien en su propio libro. Y que salgan grimorios impresos de la misma forma.
Pero todo este sistema tiene un problema gordo: puede haber muchos fallos si un conjuro es copiado y recopiado tantas veces y puede ser que tenga fallos de embergadura en los que nadie ha reparado. Me gustaría ver a más magos que intentan recoger tantas versiones como puedan encontrar del mismo conjuro y compararlas hasta dar con la forma más correcta antes de intentar lanzarlo y que le explote en la cara. Una pista: si son recopilaciones de un solo creador de conjuros, normalmente se habrán recogido con más cuidado que cogiendo conjuros al azar. Pero probablemente habría expertos de esto a los que se podría consultar.
Como existen en la vida real. En buena medida para eso nació la filología, primero para tener la versión más perfecta de los textos homéricos y más tarde para lograr la versión más perfecta de la Biblia para su interpretación. Luego ya se extendió a más ámbitos, pero pensemos que en una ambientación de fantasía, probablemente un estudioso pagaría buen dinero por una versión de un texto sagrado que no conozca para completar su mapa de cómo se ha ido transmitiendo y copiando.
Hablando de transmitir textos sagrados. ¿Habéis oído hablar de la Septuaginta o Biblia de los Setenta? Para traducir la tanaj al griego se tuvieron que juntar setenta rabinos en una isla en la costa de Alejandría para hacerlo de la forma más adecuada posible, de forma que no traicionaran la palabra de Dios. Sabotear un evento similar o intentar robar la traducción antes de que llegara a ninguna parte o evitar que otros lo hagan puede ser una gran forma de introducir una aventura.
Y sobre traducciones y lenguas sagradas podría hablarnos mucho nuestro amigo Alfonso X. Una de las principales razones de que en su célebre escuela de traductores (que ya de por sí da para cantidad de aventuras) se transcribiera en castellano y no en lenguas más prestigiosas como el latín, el árabe o el hebreo era porque todas estas eran lenguas litúrgicas de alguna religión y quería evitarlo.
La corte de un rey sabio como este es una gran oportunidad para unos bookhounds emprendedores, porque básicamente pueden dar salida a casi cualquier libro que venga de la antigüedad: matemáticas, ciencia, literatura... Además de que el propio rey produce sus libros, ¿sabíais que Alfonso X fue uno de los inventores del dado de ocho caras y lo usa en algunos juegos de su... Libro de los juegos?
Además de que se crea un ambiente importante como ciudad de cultura como la Bohemia de Rodolfo II o el Londres de Isabel Primera con John Dee. Anda que no sería fácil comprar y vender libros de alquimia, cabala y esoterismo... La mayoría falsos.
Y, muy relacionado con esto, los libros con códigos secretos. Ya hablamos del manuscrito Voynich, pero hay otras cosas, aunque por lo general son muy exageradas, como decir que los libros de Platón tienen un código secreto basado en la armonía de las doce notas musicales. Esconder algo en un código secreto no es tan fiable como esconder un conocimiento esotérico mediante símbolos, como los libros de alquimia que lo ocultaban en emblemas y grabados simbólicos. Además, esta clase de libros iniciáticos tienen otra cosa graciosa y es que normalmente todo el principio es paja de la más aburrida para descorazonar a los curiosos y cribar a los que realmente están decididos al llegar al conocimiento.
Hablando de esto, ¿habéis oído hablar de la Fama Fraternitatis de los Rosacruces? Fue una especie de manifiesto de la orden que apareció en el siglo XVII haciendo un llamado a los intelectuales de Europa. Probablemente era una broma hecha por unos estudiantes universitarios cachondos, pero la gente se lo tomó en serio y produjo una explosión de textos similares a lo largo del continente. De pronto, todo el mundo parecía ser Rosacruz.
Pero volviendo al tema de los códigos secretos, os quiero contar una anécdota interesante que podría pasar en juegos ambientados en una época más reciente. Dos investigadores fueron detenidos por la policía mientras recopilaban datos para el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica porque hacía pocos años de la Guerra Civil y las autoridades estaban convencidas de que eran espías para los soviéticos y los símbolos fonéticos que empleaban para recopilar datos eran información cifrada.
Algunos detallitos más... Me pasaron el blog de un autor que crea grandes ilustraciones cthulhuianas como si fueran páginas de un tomo horrible, echadle un ojo, es House of the necromancer.
Por otra parte, ya hablé de libros vivos o con partes vivas más arriba en su día, pero me he encontrado con algo nuevo leyendo The Invisibles. ¿Y si te encontraras la cabeza de un profeta muerto que sigue dando profecía?
Los libros de profecía como los de Nostradamus son interesantes y podrían tener un buen mercado. Que se lo digan a la Sibila:
En otra ocasión, la Sibila se presentó ante el rey romano Tarquinio el Soberbio como una mujer muy anciana y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquino se negó pensando en conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres últimos pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter y eran consultados en situaciones muy especiales. En 83 a. C. el fuego destruyó los llamados Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección que no ha llegado hasta nuestros días porque en 405 el general romano Estilicón, ordenó su destrucción. Estos libros ejercieron gran influencia en la religión romana hasta el reinado de Augusto.O también sería muy interesante hacerse con los registros de un oráculo donde quede constancia de todas las profecías pronunciadas por la pitonisa y cruzados con las personas a las que se las ha dado, de forma que pudieras sacar ventaja sobre ellas.
Por otra parte están los libros jodidamente grandes:
¿No son geniales? Yo no los he visto TAN jodidamente grandes, pero he puesto las manos sobre una edición ilustrada de la Divina Comedia (con las imágenes de Delacroix), español en una página e italiano en la otra, con letra grande. Y ya parecía dispuesto a comerse a libros más pequeños con los que tenía que compartir estantería. Ahí va una foto que le saqué:
Otra cosa interesante sobre la transmisión de los textos y el saber son los tratados póstumos como el Curso de lingüística general de Saussure o el Tratado de pintura de Da Vinci que fueron recogidos y publicados por sus alumnos tras su muerte.
Y quiero acabar por hoy hablando de los pliegos de ciego, que eran en buena medida protoperiódicos, los ciegos iban por ahí narrando historias escabrosas en verso para que la gente lo oyera y le diera la voluntad y, a menudo, traía copias impresas para venderselas a quien las quisiera comprar. ¿Alguien ha dicho que una aventura en la que hay que rastrear a un ciego en concreto para conseguir su pliego para un coleccionista rico es una buena idea? Porque tiene razón.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
Como siempre muy interesante, muchas ideas locas (y no tan locas) rondan por ahí...
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