viernes, 13 de diciembre de 2024

Armendûr, sesiones 9-10

Saludos, muníficos lectores.

En la última sesión dejamos algunos aventureros en un bucle temporal a punto de asaltar la casa franca de unos ladrones, cosa que todavía no se ha materializado (posiblemente esta noche), pero asumimos que el día antes (8 de marzo) tuvieron tiempo de dejarle al resto del grupo las cosas para que las vendieran.

Balder el bardo decidió llevarlo todo ese mismo día al padre Eathamal, curado de Cerenor (legal bueno) en la villa de Mediovado, incluida la corona de Hete, la diosa del mal absoluto, y una espada del mismo alineamiento que ya había dominado mentalmente a alguien. Cuando el clérigo lo vio, le dejó claro que no podía dejar que se fuera con estos artículos malignos para que los vendiera al mejor postor, y que para mantener buenas relaciones, le daría a cambio 100 monedas de oro y su solemne promesa de que no diría nada a las autoridades. Balder trató de que le hiciera una mejor oferta, pero el clérigo se mostró inflexible y la aceptaron.

Mientras tanto, el mismo jueves 8 Galgrim el enano y la bruja Ogyala estaban tomándose algo en la taberna del Gato y el sable cuando aparecieron Cassius, un paladín, y Bimbo Panrico, un comerciante mediano (?), que querían probar este asunto de ir de aventuras. Por supuesto eran los personajes B de los jugadores de Athelstan y Carroña, que estaban atrapados en el bucle temporal.

Esa tarde les llegó la noticia de que estaban buscando a un niño que llevaba una armadura de la higuera de Veza y había desaparecido hacía una semana por los alrededores. Al parecer se trataba de Thegethur, el único hijo de una casa importante de Veza, que había ido de cacería y, persiguiendo temerariamente un ciervo, había desaparecido. Tras una semana buscándolo, no había sido posible dar con él y ahora se ofrecía una recompensa pública.

Ogyala no pudo evitar acordarse de la armadura con la higuera blanca que habían pensado que pertenecía a un mediano y habían vendido a una caravana que había partido esa misma mañana hacia el norte. Ups. Pero también se acordó de que Cunfig, la niña nordesa a la que habían rescatado de una jaula, había hecho referencia a que había visto cómo los orcos le quitaban la armadura a su pequeño dueño. Tras hablar con ella, les explicó que había ocurrido en unas cuevas cerca de una zona muy húmeda, no muy lejos de Mediovado.

Tras decidir que sería mejor encontrar el cadáver que seguir a la caravana, contrataron a un carbonero que les sirviera de guía (Onanol o Nano para los amigos) y partieron el viernes 9 a batir el territorio circundante.

Les llevó casi todo el día, pero finalmente encontraron una cueva apartada donde estaba el cadáver, ya en muy mal estado. Viendo que se les echaba la noche encima, decidieron vivaquear, pero en otra cueva, pues esta tenía señales de que era usada frecuentemente por orcos y otros indeseables.

A la mañana siguiente, el sábado 10, fueron directos a Veza y despidieron a Nano en el camino. Una vez allí, tras asombrarse de los grandes arrabales y las murallas de piedra, buscaron la mansión de la casa Alomul y entregaron el cadáver a su montero, que había sido quien había perdido de vista al chico y luego dirigido las partidas de búsqueda. Les desembolsó 500 mo como recompensa por haber traído el cadáver, pero no se tomó a bien que Bimbo Panrico le hiciera preguntas capciosas sobre si Egemur, el tío menor del muchacho muerto, podría tener algún interés en que le ocurriera algo.

Ese día lo pasaron en Veza haciendo compras y Cassius fue a visitar la catedral de Cerenor, donde le hicieron entrega de un mapa de un túmulo al oeste de Mediovado donde podría encontrar fama y fortuna si lo libraba del mal que lo dominaba.

Por la noche, Panrico se fue a beber y a apostar y a irse de la lengua medio por accidente sobre que todo fue un asesinato planeado.

Al ir a abandonar Veza al día siguiente de vuelta a Mediovado, los asaltaron cinco encapuchados que apuñalaron a Panrico y, una vez en el suelo, lo apuñalaron un poco más para asegurarse. Sus compañeros dieron muerte a tres de ellos y los otros dos se escabulleron entre callejones, patios y cuadras sin que nadie pudiera reaccionar a tiempo para capturarlos. Por suerte pudo llegar a tiempo un clérigo para salva a Panrico y, por llamarlo y defenderlo, Panrico le dio al enano su daga de plata.

Llevaron al mediano en el carro de vuelta a Mediovado, donde lo dejaron a cargo de las monjas de la casa de hermandad de Anasel, haciendo compañía a Elethin. Él les pagó con una yarda de seda y se disfrazó de mujer para pasar desapercibido por si los asesinos.

Se acabó sabiendo que Thegi, el jovencito de 12 o 13 años asesinado, había sido revivido en la catedral de Cerenor, pero llevó dos intentos y ahora no sale de casa mientras se recupera y porque sufre de una terrible aversión a la luz y los ruidos.

Al día siguiente, Galgrim se fue a hacer ejercicios espirituales por su cuenta y quedaron Cassius y Ogyala solos en el Sable y el gato, donde se les acercó un joven ladrón llamado Mafaril asegurando que tenía ganas de aventura. Ellos por supuesto le dijeron que se fuera con ellos, que se haría rico sin tener nada que temer.

No atreviéndose a bajar al nivel 2 de la rectoría maldita ni al túmulo por su cuenta, pusieron camino al norte hacia los sótanos bajo una antigua torre donde habían capturado a Ehethar el ladrón.

Allí pusieron al ladrón en cabeza con su farol y se dirigieron hacia el norte y llegaron a una habitación pequeña que no se habían atrevido a cruzar antes por la presencia de un limo verde, al que le dieron muerte gracias a todo el aceite militar que habían comprado en Veza. Al cruzarla, vieron que al otro lado había una especie de salón donde había un osgo fumándose una pipa sentado en una silla como si nada. Empezó a llevar la mano poco a poco a su hacha, pero Mafaril el ladrón hablaba osgo y le preguntó si era amigo o enemigo, el osgo dijo que amigo y, como lo encañonaban con una ballesta, levantó las manos y se fue tranquilamente hacia las escaleras de salida sin que se lo impidieran. Ogyala, que era la menos cargada, se echó el hacha a las espaldas.

En ese salón, además de cajas, sacos y un cubo al final de un palo, vieron que había unas rejas que daban a una habitación mayor: estaba cubierta de paja, con esqueletos y huesos entre los tallos, y las paredes tenían marcas de garras y fuego. Las rejas estaban dobladas y deformadas como si algo grande hubiese salido, así que se podía salir sin problema.

A primera vista no parecía haber nada en la antigua jaula, así que Galgrim y Ogyala empezaron a irse, pero Mafaril les dijo que por qué no entraba él a rebuscar un poco entre la paja. Estuvieron de acuerdo y entró, pero cuando dio unos pasos en el interior, tres esqueletos se levantaron del suelo y, con las espadas que tenían ocultas bajo la paja, lo rodearon y le dieron muerte.

Los otros dos resistieron un poco el ataque de los esqueletos y mataron a uno, pero se dieron cuenta de que les saldría más rentable huir y salieron corriendo escaleras arriba hasta salir de la mazmorra. Entre las ruinas seguía el osgo, sentado fumando su pipa. Al verlos, señaló a Ogyala y extendió la mano, la bruja le dio su hacha y el goblinoide se fue al bosque con ella echada al hombro en una mano y la pipa en la otra. Y sin pantalones, por supuesto.

Justo entonces llegó Lazarus, un guerrero amigo de Mafaril, que iba a seguirlos, pero se había retrasado por el camino. Volvieron a bajar por un momento, pero se dieron cuenta de que el farol lo había llevado el ladrón y solo podían alumbrarse con velas, así que vieron más razonable volver a Mediovado para comprar una lámpara y aceite.

Además de eso, Ogyala fue a hablar con los mercenarios y reclutó como henchman a Glormo, un hondero mediano al que acabó medio encandilando con sus encantos (y la promesa de un 50 % más de paga). Partieron pues los cuatro de vuelta a la mazmorra, pero al poco de salir de Mediovado, cuando ya no se veía la empalizada, los asaltaron tres orcos. Dieron muerte a uno y los otros dos escaparon, pero no antes de dejar a Glormo malherido defendiendo a su señora. Otro más para el hospital de Anasel, pero al menos la única secuela permanente fue que perdió seis dientes de un puñetazo.

Dada la proximidad del ataque, se formó cierto revuelo entre los pueblerinos y campesinos cuando llevaron al pobre Glormo a la puerta, pero Vovonor, el condestable de la villa, se presentó acompañado de una decena de sus infantes pesados personales para disolver a la gente y darles a los aventureros una solemne advertencia de que no debían ir diciendo por ahí que les habían atacado unos orcos a las puertas de su ciudad, cosa que no discutieron demasiado por intervención de Ogyala.

Todo esto les pareció sospechoso y estuvieron preguntando sobre Vovonor, con lo que descubrieron que era un canalla que estaba subiendo los impuestos de tapadillo y en general un incompetente que posiblemente había acabado con el puesto por razones políticas. Además de que el conde de Thenasar, señor de la zona donde se encuentra Mediovado, tampoco es bastante poco proactivo a la hora de combatir el mal y prefiere centrarse en estrategias defensivas que parecen no estar dando resultado, especialmente con el incidente de Tevefol, que también cae en su jurisicción.

Y hasta ahí llegamos. He aquí las estadísticas de la sesión:

  • Jugadores individuales: 18
  • PJ individuales: 27
  • Muertes definitivas: 3
  • Total de PX repartidos: 8238
  • Jugadores en promedio por sesión: 6

¡Gracias por leerme! Valmar Cerenor!

Y antes de que os vayáis: si os interesa todo esto, meteos en mi refulgente server de Discord, gritadme "Armendûr" por ahí y en menos de lo que canta un gallo os tendré haciéndoos un PJ en el servidor secreto. ¡He subido el número de partidas por demanda popular!

2 comentarios:

  1. Otro logro desbloqueado para mí: primer personaje travestido.
    Vale, este es el plan: a partir de ahora Karmina va a usar el nombre de Glormo cuando se haga pasar por a un mediano.
    ¡Lo siento, pero espero que cuando los asesinos vengan a por ella al hospital encuentren lo que buscan (un varón mediano herido)! XD

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  2. Madre mía, es que no hay expedición donde no termine algún PJ mordiendo el polvo (de la tumba). Qué endemoniadas tierras nos toca hollar y encima ahora con exigencias de nobles petimetres...

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Una limosna para la cruzada:

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