La borrina, como sabrán vuestras mercedes, es el nombre que se le da a la niebla espesa que viene húmeda y cubre la vista. Témenla los pastores especialmente pues hace que el ganado se disperse y extravíe al tiempo que oculta al mayor de sus enemigos: el lobo. Por eso cuando la borrina moléstales en demasía entonan conjuros para invocar a Juan de la Borrina o Juan Blanco o Juan Barbudo, como ustedes prefieran, pues responde a todos esos nombres.
Si son afortunados aparecerá ataviado de pastor, como él mismo lo es, y provisto de largas barbas que alcanzan a hacerle cosquillas en las rodillas. Siempre lo acompañan una mujer y una perra. Aunque hay quien cuenta que la perra es un perro de lanas o que en realidad son dos mujeres. También dicen que la mujer o mujeres poseen también tupidas barbas. Debe ser difícil de discernirlo entre tanta nieblas pues algunos llegan hasta el punto de blasfemar diciendo que aquella mujer barbuda no era sino María, madre de nuestro señor. Cálmense vuestras mercedes y recuerden que no soy yo el que lo dice, Dios me libre de murmurar.
Pero Juan de la Borrina también puede ofenderse, pues exige alguna compensasión por su trabajo a los pastores que le llamen. De negarse estos, Juan se irá y con él volverá la niebla aun más espesa y duradera que antes. Pues sepan vuesas mercedes que no es que carezca de rebaño, sino que la propia niebla a la que trae a pastar desde las nubes lo es.
Pero Juan de la Borrina también puede ofenderse, pues exige alguna compensasión por su trabajo a los pastores que le llamen. De negarse estos, Juan se irá y con él volverá la niebla aun más espesa y duradera que antes. Pues sepan vuesas mercedes que no es que carezca de rebaño, sino que la propia niebla a la que trae a pastar desde las nubes lo es.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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