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Lakhov, dios del fuego, las mujeres y las cosas peligrosas, es representado como un gigante inmenso cubierto de fuego. En una de sus manos porta una espada y en la otra un cáliz. A veces la espada es una vara y a veces el cáliz es un corazón sangrante. Sobre la cabeza porta una corona de puntas afiladas como cuchillos.
A menudo lo acompañan sus tres hijas: Kdelova, Regema y Tsivenna. Algunos las representan como sus mensajeras, como águilas de alas llameantes o raudas sabuesas de ojos encendidos, pero siempre furiosas y vengativas. Otros las ven como la representación de las fases de la luna y las edades de la mujer como hija, madre y abuela. Muchos opinan que son las encargadas de interceder ante su padre por la suerte de los hombres y muchas veces su testimonio es determinante.
Se dice que habita bajo las montañas de las tierras del noreste, donde se le adora. En los bosques umbrosos y fríos, el fuego puede ser el mejor aliado. Por eso es adorado principalmente por gentes rudas y acostumbradas al peligro y la naturaleza, que los urbanitas y burgueses. También es especialmente popular entre los guerreros, quienes le piden arrojo en la batalla, aunque Lakhov no otorga valor sino fuerza a aquellos que ya estén dispuestos a arrojarse al peligro.
Aquellos que buscan la buena voluntad del dios deben buscar a una bruja roja, sus sacerdotisas y esposas, en lugares agrestes donde viven solas. No es fácil, pero se dice que ningún otro dios es capaz de devolver el fuego de la vida, ya sea a un enfermo o a una mujer estéril. Lakhov también da poder a sus brujas para controlar el fuego más real y peligroso.
El color de Lakhov no es otro que el rojo brillante y el águila es su criatura predilecta. Aquellos que luchan en su nombre deben grabársela a fuego en la piel y blandir un arma que haya sido forjada con el fuego de una bruja roja.
A menudo lo acompañan sus tres hijas: Kdelova, Regema y Tsivenna. Algunos las representan como sus mensajeras, como águilas de alas llameantes o raudas sabuesas de ojos encendidos, pero siempre furiosas y vengativas. Otros las ven como la representación de las fases de la luna y las edades de la mujer como hija, madre y abuela. Muchos opinan que son las encargadas de interceder ante su padre por la suerte de los hombres y muchas veces su testimonio es determinante.
Se dice que habita bajo las montañas de las tierras del noreste, donde se le adora. En los bosques umbrosos y fríos, el fuego puede ser el mejor aliado. Por eso es adorado principalmente por gentes rudas y acostumbradas al peligro y la naturaleza, que los urbanitas y burgueses. También es especialmente popular entre los guerreros, quienes le piden arrojo en la batalla, aunque Lakhov no otorga valor sino fuerza a aquellos que ya estén dispuestos a arrojarse al peligro.
Aquellos que buscan la buena voluntad del dios deben buscar a una bruja roja, sus sacerdotisas y esposas, en lugares agrestes donde viven solas. No es fácil, pero se dice que ningún otro dios es capaz de devolver el fuego de la vida, ya sea a un enfermo o a una mujer estéril. Lakhov también da poder a sus brujas para controlar el fuego más real y peligroso.
El color de Lakhov no es otro que el rojo brillante y el águila es su criatura predilecta. Aquellos que luchan en su nombre deben grabársela a fuego en la piel y blandir un arma que haya sido forjada con el fuego de una bruja roja.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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