Una lámpara de aceite de aspecto común, hecha de bronce y con la imagen de un infante tocando el arpa.
Si es encendida con un combustible común no arderá de ninguna manera, por lo que si cae en manos de alguien que desconoce su naturaleza probablemente lo descarte como un objeto maldito.
Pero lo cierto es que la lámpara solo se encenderá usando como combustible la grasa de un niño muerto por causas naturales o la de alguien ejecutado por un crimen que no hubiera cometido. En ambos casos el resultado será el mismo: una llama que arderá constante, pero que solo aquel que la haya encendido puede ver, de forma que puede pasar totalmente desapercibido en la oscuridad. Además la llama estará fría al tacto y no se podrá quemar nada con ella.
Pero lo cierto es que la lámpara solo se encenderá usando como combustible la grasa de un niño muerto por causas naturales o la de alguien ejecutado por un crimen que no hubiera cometido. En ambos casos el resultado será el mismo: una llama que arderá constante, pero que solo aquel que la haya encendido puede ver, de forma que puede pasar totalmente desapercibido en la oscuridad. Además la llama estará fría al tacto y no se podrá quemar nada con ella.
No obstante hay excepciones: si la lámpara fue encendida con grasa de niño, estos podrán ver la luz. El límite de edad no está claro, pero ronda los diez años.
Si la lámpara fue encendida con grasa de ajusticiado, los etemmu (espectros) que por alguna razón vaguen por la tierra no solo verán la luz, sino que se verán fuertemente atraídos hacia ella y sentirán rabia contra el portador de la lámpara, al que atormentarán hasta que se extinga. Nótese que aquel que porte la lámpara no tiene que coincidir con aquel que la ha encendido. A la luz de la lámpara, los espectros serán visibles, pero obviamente solo para aquel que la ha encendido. Los etemmu pueden ver la luz (o quizá sentirla) a más distancia de la que la propia luz ilumina.
Si la lámpara fue encendida con grasa de ajusticiado, los etemmu (espectros) que por alguna razón vaguen por la tierra no solo verán la luz, sino que se verán fuertemente atraídos hacia ella y sentirán rabia contra el portador de la lámpara, al que atormentarán hasta que se extinga. Nótese que aquel que porte la lámpara no tiene que coincidir con aquel que la ha encendido. A la luz de la lámpara, los espectros serán visibles, pero obviamente solo para aquel que la ha encendido. Los etemmu pueden ver la luz (o quizá sentirla) a más distancia de la que la propia luz ilumina.
La luz también puede verse de otras formas, por ejemplo si alguien posee percepción sobrenatural como la que otorga el hechizo Mirada auténtica de Lummu-Kuzaku. Se dice, aunque probablementa son solo rumores, que los felinos no pueden ver la luz de la lámpara, pero sí sentir calor.
La mecha no podrá retirarse por ningún medio de la lámpara. La única forma de que se apague es esperando a que el combustible se consuma o mojándola con leche o sangre humanas. Si se usa el segundo método, aun podrá volver a encenderse mientras quede combustible.
No es en absoluto fácil encontrar uno de estos objetos, pero se sabe que a veces las usan sacerdotes de Lummu-Kuzaku, ladrones especialmente dedicados o ciertos personajes misteriosos que recorren las calles de la ciudad de Akkad de noche con largas túnicas y máscaras.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
Éste te ha quedado especialmente chulo.
ResponderEliminar:)
EliminarMe gusta cuando ofrecen posibilidades.