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Todo eso lo leí hace ya más de medio mes, pero no me lo saco de la cabeza porque lo considero una forma genial de explicar por qué una región funciona de cierta forma políticamente. En mi cráneo no dejaban de resonar las cuatro partes principales "zona agrícola", "zona minera", "zona comercial intermedia" y "productos de lujo". Entonces por fin se me encendió la bombilla, que mira que soy lento.
Es muy fácil tomar esas cuatro partes de una ruta comercial y adaptarlas a la fantasía más clásica: los humanos son la vaselina de un gran triángulo comercial. Los medianos producen productos agrícolas, los enanos producen minerales y herramientas, y los elfos producen productos de lujo (telas, vinos, especias y demases). Entonces solo hace falta que una red de ciudades humanas mantenga un tráfico constante entre los tres puntos.
Todos dependen en buena medida de los demás, lo cual aseguraría cierta paz entre ellas. Las razas no humanas estarían demasiado cómodas en sus propios dominios para intentar apoderarse de las tierras humanas, sobre todo enfrentándose a un boicot desastroso. Al mismo tiempo sabrían defenderse lo suficientemente bien de los humanos para evitar que estos les quitasen el negocio. Por no hablar de que si una de las cuatro partes amenazase el statu quo, las demás probablemente se aliarían para ponerla en su sitio.
Es fácil afirmar, pues, que estas tres razas forman una única civilización, lo cual encaja de sobra en escenarios de fantasía clásicos. Con el comercio también viajan las ideas, lo cual explicaría que tuviesen una lengua común ampliamente extendida y que además fuese de origen humano (en nuestro mundo, por bonito que sea el inglés, la mayor parte de la gente no lo tiene como segunda lengua por eso); y también que compartiesen otras cosas como religiones importantes.
Además, si forman una "civilización central", probablemente tienen "civilizaciones periféricas", otros pueblos que están a su alrededor, mirando con envidia su riqueza y escamados por ser ignorados por el sistema económico que se tienen montado. Tales serían los orcos y similares. En ese caso las razas más "humanas" no harían piña contra ellos porque son las fuerzas de la luz contra la oscuridad y bla, bla, bla (aunque ellos estén convencidos de que sí), sino porque saldrían perdiendo de no formar un frente común. Los pobres orcos probablemente tienen que aguantar el vivir en zonas pobres sin acceso a los grandes filones. ¿Era Sauron marxista?
Como digo, tener una idea clara de cómo funciona el flujo económico del escenario de juego puede abrir bastantes posibilidades más allá de "esta ciudad es un puerto comercial porque sí". Sabríamos qué rutas existen y qué productos pasan por qué sitios, qué desequilibrios pueden instigar guerras entre naciones, la dirección habitual de las rutas comerciales (algo vital para grupos itinerantes), etc. Además de dar una razón de ser a cosas tan aparentemente disparatadas como una "lengua común" o al exacerbado rencor de las razas bestiales.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
Me parece muy interesante, la verdad. Yo iría más allá. Si los humanos de repente comienzan a invadir las tierras de los hobbits y les conquistan, los enanos y los elfos no tienen por qué hacer frente común para protegerlas, porque igual hay personas dentro de sus sociedades que confían en que a ellos no les va a tocar, y que además, si hacen boicot, dejarán de recibir los grandes beneficios de comerciar con los humanos.
ResponderEliminarY en un par de años, los humanos lo tendrían todo.
En una situación como la descrita, los humanos tendrían que estar siempre atentos a la eventualidad de que los tres productores decidan sacar de la ecuación a los intermediarios. Estarían haciendo malabares continuamente, haciendo uso de la diplomacia, las armas económicas y el espionaje, para evitar que elfos, enanos y hobbits prescidiesen del papel que desempeña la humanidad en sus transacciones. Serían algo así como la Venecia medieval, e igual de bien considerados por sus vecinos.
ResponderEliminarExacto, ambos tenéis toda la razón, sería relativamente fácil que una de las cuatro potencias tomase el control de las demás, o que varias se aliasen contra una. Eso solo hace aun más divertido el complicado baile diplomático y de espionaje que supone mantenerlo todo funcionando.
ResponderEliminarEn efecto, es todo la leche de Veneciano. Me encanta Venecia.
Llevo unos cuantos días pensando sobre un par de ideas que me ha sugerido esta entrada.
ResponderEliminarLa primera es cómo pueden conseguir los pobres humanos que no prescindan de ellos y la solución me la ha dado, como no, Venecia.
La Serenísima República se hizo de oro, entre otras cosas, ejerciendo como intermediario entre las potencias europeas y el Imperio Otomano simplemente porque se "odiaban" tanto que eran incapaces de comerciar entre ellos.
Para asegurarse su monopolio, los humanos deberían conseguir que medianos, enanos y elfos se detestansen lo suficiente como para negarse a comerciar entre ellos pero no tanto como para rechazar los productos del "enemigo" (lo que vendría a ser un boicot en toda regla).
La segunda cuestión que me ha rondado por la cabeza, y que aun no tengo resuelta del todo, es cómo pueden los pobres orcos hacerse con parte (o todo) del monopolio del comercio que los pérfidos humanos mantienen sujeto con puño de hierro. Queda descartada la opción de guerra abierta entre orcos y humanos.
De momento se me ha ocurrido una estrategia a tres bandas. Por un lado los orcos deberían ser más competitivos que los humanos, es decir, comprar más caro y vender más barato que ellos sin que por ello se reduzca la calidad del producto.
Por otro lado, deberían estar preparados para hacer frente a la más que probable campaña de desprestigio que iniciarían los humanos, siendo la diplomacia y las malas artes (que vienen a ser lo mismo) fundamentales en este aspecto.
Por último, siempre podrían contar con la ayuda de los efectivos trolls. No hay nada como mercaderes y caravanas atacados y saqueados para socavar el poder comercial. Está claro que los trolls no podrían atacar solo a caravanas humanas puesto que entonces sería demasiado evidente para quién trabajan, pero sí que podrían atacar tres caravanas humanas por cada caravana orca.
Un saludo y felicidades por el magnífico blog que tienes.
Me alegra que te guste, Francisco.
EliminarDesde luego, que los distintos pueblos se desten es una gran forma de hacerse de oro, pero también está el aislamiengo geográfico. Quizá los separa un desierto o un mar y los humanos son los que se han especializado en recorrerlo, por eso sería difíciles hacerles la competencia.
Sobre los orcos, yo los veía algo más salvajes. En principio veo complicado que alguien se digne a comerciar con ellos (¡depende de tu visión de los orcos!). Quizá tenía en mente que por ejemplo intentasen apoderarse de las comarcas medianas para tener mucha más comida y no tener que vivir hechos polvo en el desierto. Si se busca algo más civilizado, una buena forma de pensar en este tipo de orcos sería como los Fremen en Dune: nativos que acaban diciendo "hasta aquí hemos llegado", uniéndose y apoderándose ellos de la producción local.
Realmente este artículo puede ser la base para crear cualquier mundo de fantasía y articular, a partir de algo aparentemente tan simple como el comercio, cualquier trama, profecía y/o batalla entre humanos, orcos y todo aquel que necesite un poco de acción.
ResponderEliminarGracias :)