En la sesion anterior los personajes habían entrado en la rectoría maldita por la "entrada trasera" que estaba oculta bajo una lápida y habían acabado con unos escarabajos gigantes y un limo verde.
Continuando con su exploración, descubrieron un segundo osario en el que destacaba el esqueleto de un ángel, atado con alambres, colgado bocabajo del techo y marcado en todos sus huesos con símbolos impíos de Hete, la diosa del mal absoluto. Tras un rápido examen determinaron que probablemente era auténtico.
Tomando nota mental para llevárselo más adelante (cosa que no ha ocurrido aún), encontraron otra sala llena de grafitis advirtiendo de muerte y de "los servidores de la Diosa Blanca" (que más tarde, preguntando a los sabios, se supo que era la propia Hete). Una de las salidas de la sala descendía al nivel inferior, la otra llevaba a lo que claramente era una sala con una trampa de aplastamiento en el techo, de modo que no siguieron ninguno de los dos caminos.
Se dieron la vuelta y hacia el este encontraron una estatua del dios Sterculius con unas monedas de oro al frente y un limo verde encima. De modo que también decidieron dejar esto para otro momento.
Subiron por un pasillo en el que se batieron con dos esqueletos y al final encontraron el cadáver de una guerrera devota de Honos con un par de gemas ocultas en su seno. Salieron de ahí y los atacaron otros dos esqueletos. ¿De dónde salen?
Hacia el sureste encontraron una puerta en la que estaba el cadáver de un hombre decapitado y clavado bocabajo. Dentro parecía estar la sala de descanso de los orcos, con varios lechos de paja y un cofre que contenía lo que parecían las posesiones de un monje y una diminuta estatuilla de Zarit.
A la salida fueron atacados por dos moscas gigantes carnívoras que casi les hicieron pasar un mal rato.
Reunieron el tesoro y el cuerpo decapitado y pusieron camino hacia la aldea próxima de Oroblun, ya que ya había anochecido. Querían llevarse también el de la guerrera muerta, pero vieron un limo verse dirigirse hacia él y decidieron poner pies en polvorosa.
En el camino nocturno se detuvieron al oír unas voces que les exigían todo su dinero para dejarlos vivir. A lo lejos entre los árboles vieron un oso y un ciervo mirándoles fijamente y por el camino empezó a acercárseles un fuego fatuo. Jugándosela a que no era nada peor, soltaron el cadáver y se lanzaron al galope contra la llama, que se deshizo al contacto.
Hicieron noche en Oroblun y por la mañana dejaron las cosas a sus compañeros de Mediovado para que las fueran vendiendo. A la entrada se encontraron con unos comerciantes medianos que les hablaron de la "bestia azul", de la que habían oído hablar, pero no sabían mucho.
Tras esto volvieron una vez más a Oroblun para hablar con el líder de los magos granjeros de la sesión anterior, pero aparte de que tenía tatuajes en los brazos de un lobo y un cuervo, y que respondió a un saludo secreto como adorador de Artheng, no parecía tener nada preocupante. Además, tampoco tenía ni idea de qué eran los fuegos fatuos que habían visto.
En Oroblun recordaron a Afi el herrero que les había prometido una comida si averiguaban cosas sobre los hechiceros y este aceptó reticentemente. Les acompañó su anciano padre Afluz, alcalde de facto de la aldea y uno de los fundadores originales, que llegó aquí junto con otros buscadores de oro. Se le fue un poco la lengua sobre cuevas en las colinas y orcos blancos, pero su hijo se apresuró a hacerle callar dándole patadas por debajo de la mesa.
Volvieron de nuevo a Mediovado para tener la sorpresa de que Cunfig, la niña a la que habían rescatado de la rectoría, volvía a hablar y les contó que venía del noroeste. Su familia había sido aniquilada por los orcos que atacaron su granja y a ella la reservaron para comérsela, pero se la acabaron vendiendo a otro grupo con el que se encontraron. Los siguió un tiempo y vio que encontraron al dueño de la coraza de cuero con el símbolo del árbol blanco, y que era un niño o un mediano. Tras esto llegaron a la rectoría y la metieron en la jaula.
Y, lo que es más importante, esa tarde Ogyala la bruja al fin logró comprarse cuatro panales de abejas a buen precio.
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Explorando otra sección descubrieron una estatua de Hevallon, la reina-súcubo del desenfreno. Al fondo había una puerta más o menos camuflada en la pared, sin tirador. Notaron que sus brazos (que se extendían ofreciendo una copa en uno de ellos) tenían juntas que parecían indicar que se podían mover, pero ninguno se atrevió a hacerlo, salvo el guerrero Carroña, que se apoyó "accidentalmente" en el que no tenía copa, activando una risa siniestra del interior de la estatua. Ya, de perdidos al río, le dejaron probar el de la copa y este abrió la puerta. Daba a un pasillo en el que ya habían estado y desde ese lado estaba completamente disimulada.
Luego volvieron a la estatua de Sterculius y, tras comprobar que el limo verde era el mismo que anteriormente había devorado a la guerrera muerta, reduciendo el número de limos verdes potencialmente presentes de 2 a 1, una bajada del 100 %. Usando un cadáver de orco con aceite hicieron la misma táctica para hacerlo bajar y achicharrarlo; Carroña remató el trabajito con el único frasco de aceite militar que había disponible en Mediovado.
Estudiaron la estatua y vieron que tenía un anillo de metal en uno de sus numerosos dedos; Silfo, la bladedancer, reventó el dedo con un cincel, pero descubrió que había un mecanismo debajo que se había cargado y que el anillo no tenía valor.
Hecho esto, volvieron prácticamente a la entrada principal y reventaron una puerta secreta que no se abría desde ese lado empleando una buena machota. Allí se encontraron varias cosas, como una sala con imágenes de felinos terribles enviados por Hete a matar a viudas y huérfanos. No dije grandes felinos, desgraciadamente, y ahora están seguros de que la diosa del mal es una loca de los gatos. Apropiado.
Tras esto entraron en una sala con hornacinas que contenían pequeñas estatuas de guardias decapitados. Tras una puerta de una celda con un ventanuco vieron a guls con gemas, a los que la misma puerta describía como parte del serrallo de Hete. Al otro lado, los esperaba una puerta más, pero decidieron no arriesgarse.
Al norte vieron un cofre bastante roto. Temiendo que fuera un mimeto, Carroña le tiró una jabalina y por suerte no rompió nada. Solo le dio un vistazo cuando fue a recoger el arma y notó que algo brillaba dentro.
Yendo en la dirección que quedaba, descubrieron una estatua de Hete de pie sosteniendo sendas cobras en las manos. Como había un agujero en el pedestal de la escultura, decidieron no acercarse y probar suerte por la parte del cofre. Su sala conectaba con la sala aplastadora anterior y dentro del cofre había baratijas diversas de poco valor.
Finalmente, pasaron por delante de la estatua de Hete con cobras con cuidado de no acercarse a ella y llegaron a una segunda estatua de la diosa del mal, a tamaño natural, sentada en majestad en su trono en el centro de una gran sala. Phaniel, con sus ojos de elfo, pudo ver que uno de los paneles laterales era un compartimento secreto, así que valiéndose de un cincel (pues la estatua tenía un anillo como la de Sterculius, pero girarlo no tuvo ningún efecto), abrieron la tapa y bajo la dios encontraron una corona de plata con ónices, una redoma con líquido y un bulto de un metro de largo aproximadamente envuelto en vendas. Y ahí lo dejamos para lamento de los presentes.
Y las estadísticas de la campaña por ahora:
- Sesiones jugadas: 7
- Tiempo de juego transcurrido: 5 días
- Jugadores individuales: 16
- PJ individuales: 18
- Muertes definitivas: 1
- Total de PX repartidos: 5638
- Jugadores en promedio por sesión: 6
¡Gracias por leerme! Valmar Cerenor!
Y antes de que os vayáis: si os interesa todo esto, meteos en mi refulgente server de Discord, gritadme "Armendûr" por ahí y en menos de lo que canta un gallo os tendré haciéndoos un PJ en el servidor secreto. ¡He subido el número de partidas por demanda popular!