martes, 25 de octubre de 2016

Me gustan los imperios trasgos

(Fuente)
Y no puedo hacer nada al respecto...

Por eso acabo poniendo uno en cada ambientación como el Califato Trasgo de Kha Megamix, el Imperio Trasgo de Mötor Mäiden o el de Criaturas del Vacío Celeste, que es del que vengo a hablar sobre todo.

Es que me gusta demasiado el concepto: son una raza de seres pequeños y asustadizos que aun así llega a ser una potencia militar. Normalmente siguiendo una serie de puntos que tengo ya casi como checklist:

1. Han fagocitado a uan civilización anterior más avanzada, de la que ahora son una parodia. Ya fuera porque fueron aceptados en el seno de esa civilización o porque la fueron sustituyendo a la fuerza. Los trasgos tienen muy poca capacidad para crear una identidad propia, pero se les da muy bien adaptarse a la que tienen alrededor. Un montón de trasgos fingiendo ser el Japón feudal es para mí la versión a lo grande de "dos trasgos con un abrigo muy largo fingiendo ser una sola persona muy alta hasta el punto de que verdaderamente se lo creen".

2. Su potencia militar se basa en que son muchísimos, su sentido de la autoconservación está bastante poco desarrollado y que no les da miedo probar cosas nuevas: supertecnología, mutágenos, cría selectiva, drogas, guerra biológica, horrible brujería... Después de todo, solo pueden pasar tres cosas: a) sus planes salen bien, b) el proyecto falla horriblemente, pero aun así es útil, o c) falla horriblemente, mueren un montón de trasgos, es inaplicable, pero puedes echarle un montón de tierra por encima y ya está, a otra cosa. Es más divertido si ni siquiera tienes planes...

3. Este es en cierta forma una extensión de los puntos anteriores: se apoderan de otras especies. Como imperio no buscan conquistar pueblos o territorios, sino que ven su expansión desde un punto de vista biológico. La idea de cultura les resulta hasta cierto punto ajena, como hemos visto, así que apenas hacen distinción entre todos los humanos o todos los orcos o todos los hobgoblins o todos los caballos o todos los cerdos. Además, por supuesto, una vez una especie es conquistada, tienen muy pocas consideraciones éticas a la hora de cómo mejorarla y adaptarla a sus necesidades... cosa que no siempres sale bien.

4. Son civilizadamente repugnantes. Ya decía algo de esto sobre los trasgos de MöMä: que les gustan los lugares que huelen mal (especialmente a excremento) porque es señal de que otros trasgos han estado ahí y además alimentados, no coger enfermedades es una prioridad secundaria, sobre todo si eres tan pequeño y débil. Esto por supuesto permea toda su cultura: para ellos, cosas que nos harían vomitar son un lujo. Además, su naturaleza subterránea hace que aprecien todo tipo de cosas relacionadas: hongos, larvas, gusanos, moho... hasta el punto de deificarlos. ¿Quién se apunta a ver una procesión de Kna-Ghût el dios gusano?

5. Son capaces de mantener todo un imperio a pesar de ser corruptos. Porque son corruptos de una forma muy organizada. A pesar de su naturaleza caótica, tienen una idea de jerarquía muy bien implantada, que se refuerza porque fagocitan y adaptan instituciones muy bien organizadas. Aunque todos aspiran a aumentar su estatus y no dudan en mentir sobre él a extranjeros (hasta el más humilde alcalde puede ser el emperador trasgo si te ven cara de crédulo), sus rangos están claramente tipificados. ¿Cómo ibas a poder ascender si no?

Y la verdad es que realmente no he dicho nada original, mis ideas acerca de los trasgos son en buena medida una mezcla de los hilarantes bajitos verdes de Warhammer, los ingenieros locos de Warcraft y, sobre todo, cosas del DIY D&D, sobre todo Zak Smith y su Gaxen Kane y sus goblins que solo tienen malas ideas o Arnold Kemp y sus asquerosos, asquerosos yoblins entre otros.

Gracias por leerme. Valmar Cerenor!

1 comentario:

Una limosna para la cruzada:

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