Sin perder tiempo se lanzaron en su búsqueda y los encontraron a unos kilómetros de distancia, siendo atacados precisamente por hombres lobo. Viendo que el problema era grave no perdieron tiempo en despachar a los licántropos, entregar a los malhechores a la justicia y proseguir su camino hasta Gakarat.
Al llegar a la ciudad descubrieron que sus muros se hallaban cerrados a cal y canto para evitar que los infectados por la maldición licantrópica escaparan antes de que pudiera ser detenida, de modo que los alguaciles dejaron a sus tropas en un fuerte próximo y accedieron a la ciudad siendo hizados con arneses desde los muros. El barón incluso insistió en que el pterodáctilo de la compañía quedase encadenado en el palacio para evitar que ningún infectado pudiese usarlo para escapar.
Allí se presentaron ante el barón Salistus, bastante entrado en años, su joven y encantadora esposa Tamisolda, su capitán de la guardia Maximus y su mago de corte Artinus. Les dieron noticia de que estaban buscando la forma de acabar con los licántropos intentando dar con el hombre lobo jefe que, de ser destruido, desharía la maldición que pesaba sobre todos los demás.
Esa misma noche se unieron a las patrullas que salían para dar caza a los licántropos, comprobando a los vecinos puerta por puerta y acabaron con una señora mayor que había contraído la maldición. En su casa, además, encontraron una caja de extrañas peras con rostro humano.
Continuaron durante un par de días más con las patrullas sin mayor novedad hasta que su grupo fue asaltado en un callejón por varios hombres lobo que les dispararon desde los tejados. Por suerte los alguaciles reaccionaron bien y acabaron con ellos, no antes de que su líder activase una suerte de amuleto antimagia y se diera a la fuga. Pero antes de que llegase muy lejos, el místico Tifriq usó sus poderes divinos para retirarle la maldición, haciendo que volviera a ser un simple humano, para su desasosiego. Aunque, eso sí, un enorme humano de más de dos metros llamado Jorek.
Al interrogarlo se negó a hablar, pero la elfa Amarië se introdujo en sus sueños mientras dormía y vio la imagen de un hechicero tramando para extender el poder del Caos y los lobos por el mundo.
Sabiendo esto los alguaciles tramaron el plan de dejarlo ir al día siguiente, haciendo parecer que había logrado escaparse, para que los condujera hasta la guarida de los líderes de la manada. No obstante, cuando lo estaban poniendo en práctica en el patio de armas del palacio, una figura extraña comenzó a disparar contra Jorek desde una de las torres, que decididamente se dio a la fuga para salvar su propia vida.
Con todo el plan de los alguaciles siguió adelante y persiguieron al hombretón hasta una plazuela donde se encontró con dos encapuchados que lo apuñalaron, acusándolo de debilidad, antes de darse a la fuga transformándose en hombres lobo hembra.
Los alguaciles pasaron, pues, a seguirlas a ellas con mayor o menor fortuna. Amarië fue mordida (se puso mejor), pero la guerrera Tawizu vio al que seguía ella desaparecer en lo que parecía ser un descampado, indicando sin duda algún tipo de ocultación mágica.
No obstante, cuando el grupo volvió a reunirse, el capitán Maximus llegó a su encuentro con varios hombres y el rostro sombrío: habían sido acusados de ser servidores del Caos ellos mismos y tenía órdenes de llevarlos a comparecer ante el barón.
Una vez más se ha cumplido la justicia del duque y sus tierras son ahora algo más pacíficas. Así Légobar, el juglar más rápido de Avarnia Meridional, se apresura a consignarlo en verso vulgar. Muchas gracias por leerme. Para más info sobre Avarnia Meridional consultad el índice de entradas. Valmar Cerenor!
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