Nuestros héroes habían acudido en ayuda de la ciudad de Gakarat, segunda del condado de Avarnia Meridional, que en ese momento se encontraba asediada desde dentro por una plaga de licantropoía. No obstante, el barón Salistus los había hecho llamar, dado que en sus aposentos habían sido hallados textos escritos en la lengua negra de los azagaros, que no podían ser sino correspondencia con las fuerzas del mal.
Los alguaciles por supuesto se defendieron apuntando a su excelente carrera y al hecho de que las pruebas no eran conclusivas. Ni siquiera con el testimonio de Artinus (mago de la corte que aseguraba haber hallado él los pergaminos mediante su magia) ni de Laura, una de las damas de la baronesa Tamisolda, que atestiguó haberlos visto tramando con seres extraños antes de haber caído en estado de shock.
El barón se hallaba dividido, de modo que permitió a la compañía seguir con sus actividades siempre que fueran acompañados de Maximus, comandante de la guardia y hombre de confianza.
Los alguaciles decidieron entonces echar mano de la piedra que [habían robado al gremio criminal de los tres ojos y que permite ver dónde está alguien que conoces y a quien pretendes matar, dependiendo de cómo de concretos sean tus planes para hacerlo. Dado que los alguaciles estaban usando la piedra como parte de ese mismo plan, la imagen era borrosa, pero pudieron confirmar que la mujer lobo que habían visto asesinar a su propio compañero ese mismo día estaba en alguna parte del castillo.
Siguiendo las pistas determinaron que eran las estancias de la baronesa. Fueron a su encuentro, pero estaba en plano baño, de modo que se limitaron a probar a sus damas con plata. Laura estaba limpia, pero Adriana resultó ser una mujer lobo que entretuvo a los alguaciles lo suficiente para que la baronesa, licántropa como ella, huyera por una trampilla convenientemente colocada en la torre.
Ante esto el mago Artinus reconoció que había estado haciendo cuanto le decía la baronesa, sin sospechar en ningún momento que podía tratarse de uno de los hombres lobo.
Ahora que el nombre de los alguaciles estaba limpio y estaba claro que las cosas se estaban acelerando, lograron permiso del barón para rodear el descampado donde sospechaban que estaba la base de los licántropos y se dejaron caer sobre él, descubriendo que en efecto había una casa invisible.
Los alguaciles entraron con hierro y fuego, acabando con los defensores desde la terraza hasta el túnel que los servidores del caos estaban excavando para salir de la ciudad.
Tras larga deliberación, decidieron esperarlos en el lugar en el que el túnel salía al otro lado de las murallas y, en una cruenta batalla, Tawizu, la muerte de ébano, logró decapitar a su líder y terminar de una vez por todas con la maldición.
La baronesa fue capturada y enviada a un convento. Y con ese último cabo atado, liberaron a Gakarat de la amenaza de los hombres lobo.
Una vez más se ha cumplido la justicia del duque y sus tierras son ahora algo más pacíficas. Así Légobar, el juglar más rápido de Avarnia Meridional, se apresura a consignarlo en verso vulgar. Muchas gracias por leerme. Para más info sobre Avarnia Meridional consultad el índice de entradas. Valmar Cerenor!
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