Las brujas candeleras son un tipo de hechicera que con su presencia azota este nuestro valle de Ablaneda.
Del mismo modo que otras brujas pueden adoptar la forma de gatos, búos o ratas, la bruja candelera tiene la capacidad de cambiar de forma, pero solo en objetos inanimados que emitan luz.
Así a menudo toma la forma dd lámparas, candiles, hachas o antorchas tras haberse introducido subrepticiamente en un hogar o entre un grupo de viajeros. Colgada del techo o en las manos de un hombre no levanta sospecha alguna, y así acecha y espía a las gentes de bien para mejor saber cómo puede el diablo herirlas y atraerlas.
En su forma humana es posible reconocerla como a cualquier bruja, por las marcas que en su cuerpo deja el maligno como prueba de que es suya. Cuando se halla transformada en luminaria, el mejor modo es tratar de apagarla con algún líquido, cosa imposible si no es con leche materna, la cual rehúye como si fuera veneno. Tampoco puede arder en suelo sagrado, donde su transformación termina al instante.
Mas han de cuidarse aquellos que la descubran, pues en su forma real aún tiene poderes, como apagar de un único soplido todas las llamas de los alrededores, cubiertas o no. Y, del mismo modo, escapar como una sombra para no volver a ser vista. Estas son las dos habilidades satánicas de las que se vale para adentrarse en lugares ajenos y luego escabullirse sin ser de nadie conocida.
Solo cuando se vea acorralada empleará su último don: lanzar fuego de sus manos que también consume su carne como si fuera cera y tarda semanas en volverle a crecer.
Guardaos por tanto de velones que no conozcáis en Ablaneda, pues podría ser la propia bruja candelera apropiándose de vuestros secretos.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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