El origen y verdadera naturaleza de estos deseos es desconocido, pero los sabios atribuyen al Plano de las Inhumaciones el deseo de la completa inactividad, de la presión y la suspensión. Si lo que quiera que tuviera estos deseos pudiera siquiera ser imaginado por mamíferos, podría compararse con el deseo del vientre materno, pero hecho de dura y fría tierra.
Es el plano capital de los planos evolutivos: su objetivo es llenarlo todo de materia, crearla hasta que ahoga los planos que parasita, como es propio de los planos materiales de la parte izquierda de la rueda. Pero aún está en el meridiano, por lo que es un plano de transición que rechaza las formas complejas del hemisferio material. El deseo del Plano de las Inhumaciones implica una completa uniformidad, tanto material como espiritual.
Por eso a menudo puede mostrarse en su forma más física: enormes terremotos que derriban edificios, bocas de tierra que se tragan ejércitos, tormentas de polvo que hacen desaparecer civilizaciones, pero también posee una forma sutil que se adapta a la mente de los hombres, haciéndolas rígidas e inflexibles y conduciéndolos a su perdición.
Como todos los demás planos ha aprendido bien cómo atraer a su causa a los hombres, explotando las partes más oscuras de su psique: a través de la promesa de dominio y unidad. El statu quo intelectual que ofrece es distinto al de la continua repetición del Plano de los Pantanos de tiempo, la forma que adopta es la creación de monolitos y de limar y enterrar todo lo que sea distinto y disonante.
Sus servidores suelen ser increíblemente uniformes a lo largo del multiverso, mostrando los mismos símbolos, ceremonias e ideologías. Sus paladines siempre visten las mismas armaduras de roca pulida, sus horribles criaturas subterráneas siempre son las mismas, sus hechiceros pronuncian las mismas salmodias enterrados durante días en ataúdes mágicos. Son en buena medida la forma más organizada de caos a lo largo del multiverso (que no ha de ser confundido con la Ley o el Orden, lo cual sería solo caer en su sutil mentira) y sus códigos y costumbres a menudo son aprovechados por otros adoradores para comunicarse entre ellos, de la misma forma que sus redes de túneles interdimensionales a menudo permiten el viaje entre mundos donde el caos somete con fuerza a sus habitantes por medio de su azote incesante.
Temed por tanto al Plano de las Inhumaciones, pues su mal no puede sino ser la perdición de los hombres.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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