Esta entrada es una lista de referencias e ideas lo suficientemente desarrollada para que pase por una entrada de blog. Sí, podría quedármela para mí, pero si os la explico a vosotros, cuando vuelva dentro de unos años, podré recordar de qué oscuro trozo de cultura popular estaba hablando más fácilmente que si simplemente leyera "libros dragón" en un bloc de notas olvidado. Hasta puede que os sea útil a vosotros para algo. Si es así, de nada.
De lo que vengo a hablar es de libros y documentos mágicos o especiales en general. Me vendrá bien si alguna vez hago algo como
Bookhounds of Vornheim.
Por categorizarlos de alguna forma, podemos empezar con los libros con características humanas, animales o simplemente vivientes. Los libros que vuelan como pájaros son un clásico, especialmente en la biblioteca de la Universidad Invisible de Ankh Morpork, donde a menudo tienen tanta magia que hay que atarlos con cadenas para que no ataquen a los estudiantes.
O
aquel libro de
Harry Potter que iba por ahí mordiendo a la gente. No tengo ni idea de a quién le pareció una buena idea.
O aquel libro de la película
El retrorno de las brujas (
Hocus Pocus en el original). No sé si os suena la película de brujas y halloween, pero su grimorio, recibido directamente del Demonio, era jodidamente métal. Mirad:
Por otra parte hay libros que, aunque no muestran rasgos animales, parecen ser inteligentes por sí mismos, como el Libro de las sombras en la serie de
Embrujadas, que sabía esquivar a los siervos del mal: cuando se acercaban a él, se alejaba a una distancia de seguridad como si fuera un imán del msismo polo. Probablemente acorralarlo no era buena idea. Puede que fuera un simple mecanismo de seguridad, aunque no me extrañaría que libros tan viejos como ese (que literalmente había crecido generación tras generación de brujas) hayan desarrollado cierto grado de consciencia.
También hay otros libros que pueden resultar difíciles de consultar o aprehender. Está el clásico libro protegido por algún mecanismo que hace que se autodestruya si no es abierto de la forma adecuada (pista: el vinagre hace estragos en el pergamino). Pero hay otras muchas cafradas que se pueden hacer si le pones un mecanismo tan simple como una cerradura a un libro, como trampas de agujas envenenadas y similares. O también se puede recurrir a métodos más drásticos, como que el libro se incendie directamente si se accede a él de la forma equivocada, lo cual puede hasta convertirse en arma.
Sobre libros difíciles de conservar (como si no fuera ya bastante difícil conservarlos), se me viene a la cabeza sobre todo aquellos que Terry Pratchett menciona a veces, con conjuros eróticos tan potentes que deben guardarse en un sótano frío y sumergidos en agua para que no se incineren a sí mismos.
Una vez abiertos pueden no ser fáciles de leer tampoco, por supuesto. Hay razones mundanas, como que estén en otro idioma, con tinta invisible, mediante emblemas e imágenes como los manuales de alquimia, en código... ¿Conocéis el
manuscrito Voynich?
Probablemente es falso, pero hay quien piensa que una vez podamos descodificarlo con ordenadores trinarios, solucionaremos la física o algo así. ¿Pero qué se yo solo soy un humilde filólogo?
Hablando de libros difíciles de leer. En buena parte lo que me ha inspirado esta entrada ha sido leer un manga que forma parte de las obras impresas del Touhou Project y se titula
Forbidden Scrollery (¿"pergaminería prohibida"?).
(Spoilers) La historia se centra sobre todo en Kosuzu, la hija de una familia de libreros que colecciona libros youma, libros mágicos escritos por monstruos o que contienen monstruos o similares, que son ilegibles para personas normales. No obstante, ella tiene la habilidad de de leerlos y los colecciona, cosa que por supuesto solo trae problemas. Algunas de las cosas más llamativas que se mencionan es la edición en kanji del
Necronomicón, escrito en kanji, pero en un idioma desconocido, o una guía de campo de la flora del Infierno escrita en tengu antiguo.
Y ahora que sacamos el tema de los libros youma, una de sus características llamativas es que suelen tener monstruos o espíritus encerrados dentro. De ellos el que más sale es un pergamino que contienen una versión del
Hyakki Yagyou, (el desfile de los cien demonios) que realmente invoca monstruos al ser leído, por lo que solo lo hacen una vez al mes en luna llena. En cierto momento, un dragón maligno lo usa para volver a su forma original.
(Fin de los spoilers)
Por supuesto también puede haber libros poseídos por fantasmas y demonios. O libros cuyo contenido es tan poderoso que tiene vida propia. Pratchett da otro ejemplo de esto (a este hombre le encantaban los libros) con el grimorio que contenía los ocho hechizos de la creación; tan poderosos que tenía consciencia propia y de hecho podían saltar del libro a la mente de las personas.
Porque la mente también puede ser un libro. La gente puede aprenderse un libro de memoria (hacerse un Fahrenheit 451) o más, pues durante mucho tiempo fue la única forma de conservar las obras. Alguien con memoria fotográfica podría memorizar miles, como
Index, una chica que memorizó los 103000 grimorios del
Index Librorum Prohibitorum.
Por otra parte, el formato del libro puede ser importante también. Simplemente si es manuscrito o impreso, puede representar una gran diferencia. Los manuscritos son piezas únicas en sí y pueden fácilmente incluir cosas que no están disponibles en otras versiones del mismo texto, como añadidos o imágenes distintas. Por no hablar de que los copistas eran especialmente propensos a dejar glosas en los márgenes (generalmente sobre lo jodido que es copiar libros a mano). Libros copiados por alguien especial o de una orma especial, pueden ser mágicos en sí mismos. Por otra parte, imprentas mágicas o malditas, eso es un concepto interesante.
Pero también hay otros formatos muy diversos como los rollos (por favor, no los llamemos pergaminos, el pergamino es imposible de enrollar), inscripciones en hueso o madera (como runas,
ogam u otro tipo de escritura chamánica) o en piedras o muros, tablillas cuneiformes o tatuajes o mutilaciones corporales.
Hablando de eso, la escritura también podría surgir espontáneamente en seres vivos, como en el interior de frutas o en los pétalos de flores. Uno de mis acercamientos favoritos a esto es el de maese Zak:
Snakes Are Books, donde desarrolla que en su campaña la piel de las serpientes puede ser descifrada y leída como si se tratara de un libro, así como la de distintos monstruos serpentinos como gorgonas o dragones.
Hablando de dragones, en su día hablé de cómo
los dragones probablemente crearían sus libros modificando el terreno a gran escala. Esta tampoco era mala idea.
Un último pensamiento sobre formato y demás: los libros están bien, pero puede haber otras cosas. Un clásico son los mapas, por supuesto. También está la correspondencia privada (aunque por supuesto existen los epistolarios) puede ser una fuente de información valiosa. O los diarios personales; de eso también tengo dos enlaces muy interesantes. En
este, maese Rients cuenta cómo sus jugadores robaron el diario personal de una libidinosa vampiresa y se hicieron ricos vendiendo copias (entre otras cosas). En
este maese Pundit habla de qu lo difícil para un mago contemporáneo no sería encontrar secretos, sino entenderlos; y, sobre todo en
este otro, habla de lo importantes que son los diarios de trabajo para los magos y lo útil que sería hacerse con uno de ellos para descubrir sus secretos y descubrimientos.
Y por supuesto las obras de teatro. Supongo que ya conoceréis la historia de
El rey en amarillo, la obra ficticia que induce a la locura y la desesperación a quien la ve. O el
(spoiler) Noh de las sombras de
Forbidden Scrollery, una representación que roba los sentimientos de quien la ve paulatinamente, en teoría
(spoiler). Un
bookhound que se precie debería estar atento al teatro.
Ya que estamos en esto, ahí va una anécdota sobre piratería. En el siglo XV y especialmente el XVI, el teatro era terriblemente popular, pero rara vez se vendían las obras impresas. A menudo en los corrales de comedia había un señor que, en vez de estar montando bronca entre el público, escuchaba muy atentamente los diálogos, los memorizaba e iba a venderlos a un impresor. Esto fue en buena medida una de las causas principales de que Lope de Vega, por ejemplo, se decidiera a imprimir su obra dramática.
Siguiendo con libros mágicos, hay dos tipos que resultan bastante interesantes. Por un lado están los libros que se cambian a sí mismos, normalmente para actualizarse. Tenemos por ejemplo los libros de la vida que la Muerte del Mundodisco tiene en su casa, que se están escribiendo en todo momento relatando la vida de cada una de las personas del mundo. Es posible leerlos para saber lo que están haciendo, pero no muchos mortales han llegado a la casa de la Muerte... Otro buen ejemplo es el mapa del merodeador de
Harry Potter, una especie de radar mágico (que además puede camuflarse como un trozo de papel perfectamente normal, eso es buena cosa).
O cierto artefacto de
Road of Knives, un ¿webcómic? lamentablemente difunto donde aparecía un libro mágico consciente que podía comunicarse a través de lo que aparecía en sus páginas y reflejar en ellas las cosas nuevas que aprendía:
Además era bastante capaz de moverse y de defenderse por sí mismo...
Por otro lado tenemos los libros capaces de cambiar la realidad en función de lo que haya escrito en ellos, como
en
Death Note o la enciclopedia ficticia de Tlön, en uno de los relatos de Borges, que realmente estaba creando otro mundo llamado Tlön que paulatinamente estaba uniéndose con el nuestro.
Ahora que hablamos de Borges, a ese hombre SÍ que le gustaban los libros y vale la pena mencionar algunos de sus relatos a este respecto como
El libro de arena, que trata sobre un libro infinito, que no tiene primera página ni última y en el que es imposible volver a ver la misma página dos veces. O
El jardín de los senderos que se bifurcan, un relato sobre una novela del mismo título, que constituye un libro laberinto en el que su autor intentó poner por escrito todas las posibilidades de la historia de un personaje. O
La biblioteca de Babel, que no es sino la descripción de una extraña biblioteca donde están recogidos todos los libros que pueden formarse con una combinación determinada de caracteres. Entre otros.
Ya nos acercamos al final, pero aún hay unos tres temas de los que me gustaría hablar. Por ejemplo los libros dañinos. Los más famosos son los que vuelven a uno loco puesto que su contenido conduce a la locura como el
Necronomicon o
De Vermiis Mysteriis. Al círculo Lovecraft les gustaban esa clase de cosas. Otra posibilidad que me gusta bastante es la que ofrece maese Arnold:
The madness of Avool, que trata de un panfleto que conduce a la depresión y el suicidio no solo a quien lo lea, sino a cualquiera que oiga hablar lo suficiente de él. Aunque, bueno, por supuesto las razones para temer un libro pueden ser mucho más mundanas como que sus páginas envenenadas sean usadas como arma homicida como en
El nombre de la rosa.
También es importante hablar de los libros que vienen en grupos o categorías, como los volúmenes de una enciclopedia. O aquellos que forman pares enfrentados como los libros de la vida y la muerte en el remake de
La momia. Por cierto, los libros inscritos en metal como oro y plomo son jodidamente...... métal.
También hay libros cuyo objetivo es encontrar otros libros como catálogos, referencias bibliográficas, estados del arte o, un ejemplo famoso que ya hemos mencionado, el
Índex Librorum Prohibitorum. Estos libros pueden ser valiosos al ser la llave a otros.
El tópico de que un libro o un mapa esté dividido en partes y haya que encontrarlas sigue molando. Y no lo digo porque anoche viera
La isla de las cabezas cortadas.
Por último, hablando de colecciones de libros, molan bastante los que presenta Zak en su
entrada sobre Demogorgon, el rey de los demonios, donde los conjuros dedicados a Demogorgon son sus himnos, las canciones creadas por grupos llamados como él.
Finalmente, un último pensamiento. Los problemas mundanos que afectan a libros mundanos podrían ser peores en libros mágicos, con erratas fatales o fallos de encuadernación no euclidianos. Un ejemplo gracioso es el gusano mágico de
Forbidden Scrollery que se come las palabras dejando el papel intacto y solo puede ser destruido con humo mágico.
Cuando recuerde las cosas que he olvidado, probablemente vuelva a apuntarlas. O haga otra entrada, ¿yo que sé? Gracias por leerme.
Valmar Cerenor!
EDITO 6/9/14 (¿veis como olvidaba cosas?):
Maese Antonio me llamó la atención por G+ sobre la acuciante ausencia de
Milo Rambaldi en esta entrada y no puedo estar más de acuerdo, sobre todo porque me da para hablar de dos personajes interesantes.
Por un lado Nostradamus. Los libros llenos de profecías sobre el futuro escritas de forma críptica y confusa y que pueden ser o no fiables son sin duda algo que debería abundar más en mundos de fantasía. Eso me recuerda otra cosa de Terry Pratchett, esta vez con Neil Gaiman, en el libro
Buenos presagios: la idea es que una bruja del siglo XVII había escrito un libro de profecías tan certero que sus herederos (una de ellas la protagonista) habían vivido hasta la fecha de interpretar el libro y sacar partido.
Por otro lado tenemos a Da Vinci. ¿Qué puedo decir de Da Vinci y sus libros?
Los cuadernos personales de genios que describen conceptos teóricos avanzados y aparatos ligeramente anacrónicos también pueden ser una gran fuente de diversión.
Ahora que hablamos de los cuadernos de Da Vinci, quizás más de uno ya sepa que escribía sus notas personales usando escritura espejada (de derecha a izquierda en nuestro caso, invirtiendo los caracteres de forma acorde. Probablemente es porque era zurdo y así le costaba menos, pero hay quien dice que lo hacía para que fueran menos fáciles de leer. Claro que también hay quien dice que Platón escondía en sus textos mensajes secretos que solo pueden descodificarse con armonía musical, vete a saber.
Antes de dejar el tema de Da Vinci, no olvidéis que los cuadros también pueden ser una valiosa fuente de información, incluso si no son palabra escrita. ¡Hasta la próxima vez que recuerde algo!
EDITO 6/9/14 (sí, más):
Maese Tzmize me hace llegar
esta interesante recopilación de su cuño dedicada a grimorios que pueden usarse en Mundo de Tinieblas. Lista tanto históricos con enlaces a Wikipedia, como propios de los juegos de White Wolf con enlaces a su propio blog (mi preferido es el Salmo del Consolador). Y ya que estamos con las recopilaciones, otra cosa especialmente útil es este artículo de Wikipedia: "
Books in the Cthulhu Mythos".
EDITO 27/12/14 (sí, más):
Libros molones de Telecanter.
EDITO 28/09/15 (guau):
¿Dónde se guardan los libros? Bibliotecas famosas como la de Alejandría o la de Nínive. Algunos gobernantes tenían formas especialmente expeditivas de los gobernantes para obtener nuevos libros... Asurbanipal justificaba sus conquistas en parte en conseguir tablillas con conjuros que ayudarían a asegurar su reinado. La
biblioteca perdida de Iván el Terrible con clásicos de valor incalculable escondida en los túneles bajo el Kremlin. Serían uno de los tesoros más valiosos de las catedrales e iglesias importantes, que ya de por sí están llenas de toda clase de obras de arte y reliquias.
Las formas de conservar libros también son diferentes, como encadenarlos a las estanterías o a los atriles (se podía saber fácilmente que un libro era robado por la marca que dejaba al arrancarlo de la cadena). También guardarlos en arcones bien cerrados y con fuertes candados, que pesaban tanto que era imposible llevárselos. O, si no había dinero para tanto, bastaba con poner una maldición en las primeras páginas del libro que afectara a todo aquel que lo encontrara y no lo devolviera. En un mundo de fantasía, probablemente darían bastante más miedo.
Siempre me han hecho bastante gracia los nichos en forma de triangulito para guardar mejor los rollos.
Más formatos: libros con joyas o finamente decorados que son objetos de lujo en sí mismos. Libros gigantescos tallados en piedra. Varillas de bambú o madera cosidas. Libros enanos contenidos en forma de energía en gemas de poder. Tradiciones orales o gente que simplemente se sabe uno o más libros de memoria.
Índices de libros prohibidos y su quema. El pasatiempo preferio de Torquemada. Bueno, aparte de escribirlos él mismo. La censura también puede jugar un papel interesante, como que haya partes del libro tachadas.
Quema de libros y sepultura de intelectuales: tras un periodo de fuerte libertad de pensamiento en el que surgen multitud de ideas viene un periodo de fuerte represión estatal. Cantidad de libros perdidos. No sería un mal momento para empezar una campaña de Bookhounds of Vornheim.
A Arnold K, de
Goblin Punch, le gustan mucho los libros que pueden afectar de forma muy directa a la realidad y a sus lectores. Por ejemplo
La locura de Avool, de la que ya hablamos, pero también
el libro de Dvang-Ungal, escrito por una antigua civilización que hace que cualquiera que lo estudie con cuidado sienta la necesidad de recrear esa civilización tal como se detalla en el libro. O enfermedades que se contagian por hablar a otros acerca de ella.
Y otra cosa: la clase de
bibliotecario arcano de D&D3.5. Un mago tan versado en la escritura mágica que puede lanzar conjuros sin saberlos. Llegados a cierto punto ellos mismos pueden convertirse en libros absorbiendo la escritura, que se muestra en su piel.
Fuentes de información sobre magia en Slayers.
EDITO 15/02/16:
La parte esencial de la descripción catalográfica de un libro es la transcripción de la portada. [...] En este caso los criterios son totalmente distintos: se debe transcribir toda la portada y con la mayor fidelidad posible. Esta fidelidad se ha extremado de manera tal, que hasta ha habido bibliógrafos que han preferido la descripción rigurosa, con anotación de medidas, denominación de tipos, etc., al facsímil de la portada.
Ya hablé de diarios personales más arriba, pero también son interesantes los diarios de viajeros como Marco Polo. Es en buena medida el formato en el que está presentada la ambientación de
Yoon-Suin.
EDITO 23/02/16 (no se acaba la cosa):
Este medallón es algo que podrías encontrar perfectamente en una mazmorra y es más valioso por la info que pueda aportar que por ser un medallón más.
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Medallón de Vinokurov, pase de palacio de la corte Yuan. El texto está en alfabeto de 'Phags-pa. |
¿Harto de que tus sectarios siempre tengan una versión perfecta del Necronomicón? Echa un ojo a
16 razones por las que puede no ser fácil interpretar un texto.
Como se refleja en esa entrada, la censura de cualquier clase es un factor importante a la hora de tratar los libros. Muchas aventuras podrían salir solo de intentar conseguir la versión sin censurar de un texto, probablemente oculta en alguna parte a fin de que no sea encontrada por las autoridades, como esa copia del
Lazarillo y otras obras que se encontraron en las reformas de una casa y cambió en cierta medida la interpretación del texto.
Hablando de censura, ahí va algo de
Goblin Punch:
Yes, the Mouthless Order is is charge of making sure that long-lost
information stays hidden. They're the ones that are waiting for you
when you come out of the dungeon, willing to pay you handsomely for the
ancient tome you just recovered, which they will then burn in front of
you. (Those who refuse this generous offer are killed.) They are
(partially opposed) in their mission by the Luminous Order, who work to
recover lost knowledge, especially the lost history of the Church
itself.
Otra cosa que puede aportar información es el texto que rodea el propio texto, es decir, el paratexto, cosas como la portada con su año y lugar de impresión, o la dedicatoria, o el permiso real para poder imprimirlo, o la tasa donde decía cuánto valía el papel del libro, o el colofón final donde, si era un manuscrito, solía ponerse cuándo se acabó de copiar, generalmente, dando las gracias a Dios.
O también si un texto tiene o no ilustraciones. A veces, como en manuscritos que conservamos del
Conde Lucanor, se hace referencia a que sigue una ilustración y el espacio está ahí, pero nunca llegaron a hacerse. O, a menudo, el editor dejaba su marca en forma de escudo o emblema, como su marca de la casa. No es muy diferente de lo que pasa hoy en día, solo que entonces eran más la caña:
Las colecciones de libros también son algo interesante. Un ejemplo obvio son las bibliotecas nacionales o las grandes bibliotecas municipales, aunque sean algo relativamente nuevo. Y siempre tienen una sala de libros raros a la que no puede entrar cualquiera: no solo necesitas acreditar que estás realizando una investigación, en muchas hasta tienes que llevar una factura que pruebe que vives donde pones en los formularios, es la leche.
Hablando de cosas, recientemente la biblioteca del Nueva York ha puesto a disposición del público
un chorro de mapas, a lo mejor os gustaría echarle un ojo.
Otro caso son los archivos donde se guardan los escritos y demás cosas relacionadas con un autor, por ejemplo, como el de Miguel Hernández. Su caso es curioso porque los ayuntamientos pagan a la familia para albergarlo y recientemente tuvo que moverse porque el de su pueblo natal decidió que no le rentaba.
O a veces llega un coleccionista y arrambla con todo por gusto personal, como Archer Milton Huntington, que se vino a España allá a principios del siglo XIX y empezó a comprar códices antiguos, cuadros, encajes y cualquier cosa que oliera a español. Incluso compró toda la biblioteca de un noble ahogado por las deudas de juego. Se lo llevó de vuelta a los Estados Unidos y fundó la
Hispanic Society of America, que hoy en día es uno de los principales sitios para buscar códices y manuscritos. Esta es la clase de suceso inesperado y extremo del que los personajes pueden salir o muy bien parados o bastante vapuleados si no saben reaccionar.
O, por supuesto, un pnj rico que compra cualquier texto relacionado con un tema con el que está obsesinado siempre es una buena idea.
Si alguien del siglo XVII viera
The Book Barn, el granero de los libros, le daría un soponcio. Medio millón de libros puestos ahí sin ningún concierto:
Por aquellos tiempos el papel era tan caro que la gente apuntaba sus cosas en los libros. Seguramente poca gente vio tantos juntos en su vida. Por cierto, eso me lleva a que a veces un libro puede ser más importante por quién lo poseyó que por lo que es. Imaginaos todo lo que podría haber apuntado un tipo interesante en los márgenes de sus libros a falta de otra cosa.
Hablando de no tener nada a mano. ¿Habéis oído hablar de la
nictografía? Es un tipo de escritura taquigráfica que se hace con un chisme que te permite guiarte para escribir en la oscuridad con un alfabeto propio. Me pregunto si un tipo de persona que pasa mucho tiempo bajo tierra y tienen que economizar antorchas y aceite verán algún uso para algo así...
Gracias por leerme.
Valmar Cerenor!
PD: no dejéis de mirar los comentarios, que también hay cosas molonas.
Segunda parte