—Y al final entran en unos túneles llenos de zombis y que Dios juzgue quién debe salir vivo.
—¿Por qué todas tus aventuras de Ablaneda parecen un embudo de Clásicos del mazmorreo?
Y ciertamente la pregunta no iba desencaminada.
Los embudos, para quien no lo sepa, son aventuras diseñadas para personajes de nivel 0 sin clase y con pocos puntos de golpe, pensados para que cada jugador lleve tres o cuatro de estos desgraciados de modo que sea la selección natural la que decida quién debe sobrevivir.
Y ciertamente esa sensación de unos pocos debiluchos y desajustados enfrentándose a retos imposibles, ese humor negro, ese antiheroísmo y el observar a los personajes desde arriba como títeres prescindibles son características que tiene bastante en común con Ablaneda.
Por eso estaba pensando una regla opcional, quizá para campañas cortitas o para jugar entre juegos más largos: nunca juegues dos veces con el mismo rondero. Una vez acabes la aventura, viva o muera tu PJ, no vuelvas a jugar con él.
De este modo los jugadores probablemente corran más riesgos y tengan un menor apego por la integridad de su personaje, lo que puede traer toda clase de situaciones hilarantes. Y además aseguraría hasta cierto punto que nadie tiene inmunidad de guion y cualquiera puede caer, un poco al estilo (salvando las distancias) de Global Frequency. Por otra parte, los jugadores no podrían hacer metajuego y saber siempre que el tesoro es falso o inaccesible, los ronderos podrían llegar a jubilarse con un único golpe de fortuna, lo cual lo hace todo más emocionante, en mi humilde opinión.
Para compensar, el siguiente personaje puexe empezar con más Puntos de Destino o incluso heredar los del anterior si este sobrevivió.
Esto también favorecería que el centro de una posible campaña no sería la patrulla de los mismos ronderos, sino la propia Ronda y su trabajo. Además, al ir con distintas patrullas sería razonable que cada aventura tuviera lugar en un lugar distinto del Condado.
Desde luego es algo que no me importaría probar si tuviera la oportunidad. Y creo que quizá pueda funcionar también en otros juegos a los que se les diera dar un sabor similar.
En cualquier caso, gracias por leerme. Valmar Cerenor!
¿Y si al final se descubre que en realidad estabas jugando siempre con el mismo rondero? CHACHACHAAAAAAAAN
ResponderEliminar¡Es usted, señor Vidal, el que juega con fuerzas que no puede comprender!
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