It makes more sense to me, then, to imagine D&D campaigns taking place in a context of societal change, when there are new areas of the map to explore thanks to discoveries or advances in travel technology (or perhaps due to catastrophe), and where people are seeing an opportunity to improve their lives and with relatively little to lose. It seems more realistic to set it in an era of technological or cultural revolution like the renaissance or the imperial age, then, rather than the Tolkien-esque quasi-medieval settings it has traditionally been found in. Out with long swords and chain mail, in other words, and in with sabres and muskets.Monsters and Manuals. "The Historical Context of D&D". Una traducción:
Tiene más sentido para mí, pues, imaginar las campañas de D&D teniendo lugar en un contexto de cambio social, cuando existen nuevas áreas del mapa para explorar gracias a descubrimientos o avances en la tecnología de los viajes (o quizá debido a catástrofes), y donde la gente ve una oportunidad para mejorar sus vidas con relativamente poco o nada que perder. Parece más realista ambientarlas en una era de revolución tecnológica o cultural como el Renacimiento o la Edad de los Imperios, pues, más que en una ambientación tolkienesca cuasimedieval donde se las ha encontrado tradicionalmente. Entonces: fuera con las espadas largas y las cotas de malla, y adelante con los sables y mosquetes.
Y otra cita:
Orgullosos reyes de una cultura heroica en sus ciudadelas cuajadas de riquezas, pero que aun son solo islas en medio de una naturaleza indomita. Los dioses estan en guerra, unos defendiendo el mundo antiguo de bosques, colinas, ninfas y satiros y otros, los mas jovenes, apoyando a la pujante humanidad que empieza a encadenar a la naturaleza a su capricho. Los viejos dioses pueden estar dando muestras de cansancio y hasta senilidad, pero luchan fieramente por cada pulgada de territorio, y hay que arrebatarsela por la fuerza. Cada nuevo campo que se desbroza supone una lucha con una sierpe, quimera o dragon. Cada nuevo valle que la creciente humanidad reclama, una lucha con una deidad de las fuentes o las montañas... Aqui si que un puñado de heroes pueden marcar la diferencia.ROMEQUEST. "La Historia de Helas vista por un rolero II: La Edad de Bronce".
¿Qué sutil mensaje intento mandaros con esto? Que me molan las ambientaciones donde un puñado de exploradores se enfrentan a un mundo salvaje y desconocido, no hay más que ver en mi sempiterno tema de posteo: las Islas de los Lagartos. Y también me molan la mitología clásica desde que tengo uso de razón. Por eso lo que plante a Urox en la segunda parte de su ilustre serie de entradas historoleras me llamó especialmente la atención en su momento (buf, hace ya un año y dos días) y me dio bastante en qué pensar, sobre todo porque en aquellos entonces andaba yo en proceso (y sigo por desgracia) de leerme Los mitos griegos de Robert Graves. Que otra cosa puede que no, pero imaginativos son un rato y cuentan prácticamente lo mismo: el proceso de conquista de los invasores helenos indoeuropeos sobre los pelasgos, los aborígenes griegos, que Graves pinta como matriarcales.
Y me diréis que me estoy enrollando, pero es que creo que es algo que hay que introducir bien aunque al final solo vaya a hacer lo de siempre, decir cómo lo haría yo. Vaya en detrimento mío decir que realmente no me he devanado los seos (¿aún?) pensando todo esto, por lo que solo voy a soltar unas cuantas ideas al vuelo.
Lo primero es que, si jugase a esto como una ambientación de fantasía, plantearía claramente las dieferencias entre los aqueos patriarcales y con un fuerte sistema de castas y los pelasgos matriarcales. Esto se notaría sobre todo en sus formas de vida: los aqueos vivirían en sus ciudades estado (pero no polis, aún no) gobernadas por reyes, defendidas por poderosos guerreros y mantenidas con el sudor de sus campesinos y esclavos. Mientras tanto los pelasgos vivirían en un plan más jipiesco con pequeñas aldeas gobernadas por la sacerdotisa local, siendo los únicos grandes centros urbanos los que se encuentran alrededor de los grandes santuarios y oráculos de Gea.
Pero esto también tendría que ver con su religión. Los aqueos adoran a dioses más activos y belicosos, tienen con ellos a entidades que toman su poder del sol y el trueno, por ejemplo, pero que al mismo tiempo imponen un sistema rígido y una jerarquía. Ahora bien, "adorar" puede que no sea el mejor término, pues su relación podría considerarse más o menos distendida. En esta época aún hollan la Tierra y las ciudades que los adoran tienen con ellos una alianza más que una verdadera religión: cambian la protección del dios por sacrificios, y pueden traicionarlo y pasarse a otro de la misma forma que el dios puede dejarlos tirados. Por otro lado los pelasgos adoran todos a Gea, la tierra misma, que no tiene forma humana ni actúa directamente en los asuntos de los hombres. En cambio sí lo hacen sus hijos: ya sean los mayores, los titanes, capaces de medirse con los dioses aqueos y adorados por los pelasgos como tales; como los menores, las criaturas como gorgonas, sátiros, ninfas...
Los aqueos intentan doblegar la naturaleza a su voluntad para crecer, ya sea aumentando los terrenos del reino como fundándolos completamente desde cero con tierras que han arrebatado a los pelasgos o los hijos de Gea. Porque claro, todo es virgen, pero al mismo tiempo está en manos de criaturas horribles que se ocultan en las cuevas y pantanos, o de titanes furiosos y seniles. Los personajes, desde luego, serían los aguerridos héroes encargados de arrancarles el territorio de sus manos muertas para poner en él la civilización. Especialmente los oráculos, los mayores centros de poder de Gea y los Pelasgos. Graves ve en el mito de Apolo matando a Pitón y apoderándose del oráculo de Delfos una alegoría de los adoradores de este dios matando a las serpientes oraculares del antiguo templo de Gea y tomándolo como propio.
Pero para mí en una ambientación así realmente no habría dos bandos definidos. Los reinos aqueos probablemente estarían en guerra entre ellos bastante a menudo, a veces un reino podría estar en guerra contra un dios igual que un dios está en guerra contra todos los demás para extender su culto todo lo que pueda. Por otro lado no todos los titanes pueden decidir continuar con la lucha, algunos como Artemisa se unieron a Zeus, al final incluso la misma Gea aceptará a los invasores. Entre los pelasgos tampoco faltarían las rencillas y a veces los rencores hacia los titanes que a menudo se comportan igual o peor que los tiránicos reyes aqueos.
El sistema básico encajaría muy bien en una campaña old school: hay un pequeño punto de civilización donde los aventureros pueden ir a descansar y recuperarse que está rodeado de tierras salvajes listas para explorar. No se puede pedir más. Quizá mazmorras, pero siempre se puede buscar una excusa para que existan construcciones más antiguas incluso que los pelasgos. Incluso las de estos podrían valer perfectamente, construyendo templos subterráneos a sus deidades ctónicas. Oh y por supuesto los aqueos no son la única ni la primera tribu helena en haber puesto el pie en Grecia, pero sí la más importante y numerosa. Según Graves hubo una oleada anterior que o bien fue en parte rechazada (de ahí el mito de Urano) o bien se mezcló con la población pelasga.
Y hablando de cosas anteriores a los pelasgos, no olvidemos a los minoicos, los talasócratas de las islas del Egeo. ¿Qué pintan en todo esto? Yo los veo como una civilización que antaño fue refinada y ahora es decadente, dedicándose a saquear las costas en busca de esclavos y sacrificios para sus dioses oscuros de más allá de las estrellas. Todavía están lejos del alcance de los aqueos, pero no sería de extrañar que fuesen su siguiente objetivo en cuanto se hubiesen hecho con el continente, pues los pobres minoicos cada vez son más débiles. Una pequeña alianza de dioses para producir un cataclismo y tendrán poco que hacer cuando los aqueos desembarquen en las islas.
En fin, esto iba a ser una entrada corta de viernes y ya me estoy extendiendo demasiado, no es cuestión de aburriros. Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
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