El saber no ocupa lugar, excepto en los libros. Esos pesan un montón. En homenaje a Against the Wicked City.
1. Un catálogo de todos los palacios subterráneos de la región. Parece que quienquiera que fuera el anterior propietando, fue marcando todos aquellos que había visitado.
2. Un ejemplar de una novela de amor que te gusta bastante. Mantienes este ejemplar escondido porque incluye historias derivadas que escribiste de adolescente. De muy adolescente. Lo destruirías, pero es tu única copia.
3. Un libro de cuentos y poesías del que tu madre solía leerte. Solo su olor ya te lleva de vuelta a tu hogar.
4. Una descripción exhaustiva de una poderosa arma mágica. No explica cómo construirla, pero quizá con un poco de ingeniería inversa...
5. Un bestiario compilado por monjes que jamás habían salido de su abadía, basándose en historias de viajeros. Buena parte de la información son rumores falsos y metáforas teológicas. Buena suerte.
6. Un tratado de horticultura. Estás intentando aprender cosas, por si esto de ser aventurero no va bien.
7. Un atlas con mapas desplegables de un continente que no existe. Completamente inútil, pero eh, alguien ha escrito en el lomo cómo llegar a una mazmorra. Ya es algo.
8. Un libro de cocina de monstruos. El autor jura haber probado todos y cada uno de los platos, pero no dejas de preguntarte de dónde sacó filetes de tarrasca.
9. Una copia de un poema épico de tu país. Ojalá el patriotismo que inspiraba no hubiera empujado a tantos de tus amigos a la muerte...
10. Una novela cortesana en la que a veces aparece un bufón con tu mismo nombre y apellidos. Has leído más copias y no aparece en ninguna otra. Se insinúa que también tiene poderes mágicos.
11. Un panfleto de ideas sediciosas impreso en el centro de una novela erótica para camuflarlo. Ambas cosas están prohibidas en el país en el que estás ahora, pero es una pieza demasiado rara para deshacerte de ella.
12. Tu tratado acerca de que los conjuros son seres vivos y provienen del espacio. Se rieron de ti cuando lo propusiste, pero tú reirás el último.
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