Dos tipos hay de maleantes que hollan este nuestro condado de pueblo en aldea de aldea en ciudad vendiendo su canto y sus versos por una escudilla de sopa boba, quizá un vaso de vino y hasta algunas monedas si el auditorio es distinguido y generoso, y la representación buena.
Página del Carmina Burana, colección de textos goliárdicos.
Con humildes aunque coloridas ropas de viaje, instrumento al hombro y rostro avispado llegan los juglares a los pueblos. Es muy de su costumbre buscar la plaza en día de mercado, donde posan para que sus cantos sean oídos. Hablan de leyendas y cantan la vida de viejos héroes. Traen noticias de tierras a semanas de viaje y no buscan sino el beneficio y el vino.
Su vida es tan difícil como los caminos que recorren, a menudo expuestos a la intemperie, las bestias y los bandidos, obligados a acompañarse de otros de su calaña para lograr alguna protección. Las autoridades del condado, tanto mundanas como espirituales, los tienen en poca estima pues su presencia distrae del trabajo y la misa.
Allá donde van, como es común de los que no hunden sus raíces en lugar alguno, surgen conflictos y altercados, pues carecen de buenos vecinos que velen por que cumplan con la moral cristiana. Dado esto, no es extraño que acaben en la Ronda sirviendo a propósitos menos bellos, pero igualmente itinerantes.
Y, aunque no es común que los juglares compongan sus propios cantos, bien es cierto que algunos así lo hacen y no poco bien. Algunos incluso pueden llegar a buen entendimiento con algún patrón mágico del que sacar ayuda en malos momentos.
Por otra parte hállanse los goliardos, clérigos de vida licenciosa, discípulos del mismo Goliath, como quieren darse a conocer; que, olvidados de los asuntos del Cielo, vagan por los caminos sin parroquia ni convento cantando a la vida y al vino para ganarse alguno de los dos.
Por supuesto dedicarse a esta vida no está bien visto en el Condado y el ser clérigo errante suele castigarse con la horca... o la Ronda.
Aunque a menudo estos hombres dejados de la mano de Dios no se tienen en buen entendimiento con él, sus capacidades versificadoras en muchas ocasiones pueden ayudarles a componer oraciones con las que contentarle a él y a sus santos y lograr milagros mágicos.
Se cuenta que en la poco pía ciudad de Yerbosera los goliardos están empezando a reunirse. Cuentan las malas lenguas que han formado una cofradía bajo el patronazgo de un santo ficticio que sigue todo tipo de prácticas heterodoxas. Otros de peor lengua incluso dicen que son unos herejes que adoran al mismo gigante Goliath divinizado. Los peores pronósticos insinúan que incluso han hallado su sepulcro aquí en Ablaneda y pretenden devolverlo a la vida... Pero probablemente no son más que un inofensivo grupo de juerguistas.
Gracias por leerme. Valmar Cerenor!
"Traen noticias de tierras a semanas de viaje " ¿En Ablaneda? En serio, habría que definir la extensión del condado.
ResponderEliminarNo es tanto la extensión como lo que se puede tardar en viajar a pie por caminos malos y esquivando bestias.
EliminarPero sí, quizá con "semanas" exageré. xD
Por cierto, Eld, se te echaba de menos.
Le pasa como a GRR Martin con las distancias...
ResponderEliminarMi concepción espacial deja mucho que desear. :$
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